¿Es realmente la Ley de Seguridad tan insegura? Esta es una importante interrogante que debemos formularnos.
¿Nos damos cuenta de la forma tan profunda en que se encuentra sumergida nuestra sociedad en un ámbito de zozobra y temor?
¿Desde cuánto tiempo hace que vemos todos los días deambular por nuestras calles cuerpos de seguridad como el ejército?
Si esto se analiza únicamente a los ojos del derecho, podemos exclamar indudablemente que se están violentando nuestros derechos.
Sin embargo, dejamos de lado un aspecto no menos fundamental, como lo es el hecho de regular el actuar de estos cuerpos de seguridad, en lugar de dejarles actuar libremente, sin limitación alguna en nuestras vidas.
Es claro que algo debemos hacer por cambiar la historia de nuestras vidas.
¿A qué le tenemos tanto miedo?
Esto me recuerda en mi ámbito de ejercicio profesional, aquella persona que celebra una operación de compraventa, dentro de la cual se estipula una cláusula penal en que se señala que, en caso de incumplir ambas partes, serán objeto de una sanción, equivalente a un porcentaje de pérdida del valor de la misma, como sanción.
No será justo acaso que, ¿a cambio de asegurar la realización de dicho acto jurídico, se brinden cierta seguridad recíproca ambas partes?
Lo mismo ocurre desde mi punto de vista con la ley de seguridad.
Debemos pagar un precio en aras de obtener la anhelada seguridad.
Y ese precio se traduce en permitir el acceso de la autoridad a nuestras vidas.
Si no tenemos nada que ocultar, no tenemos por qué temer a que ello ocurra.
¿Cómo se puede brindar seguridad a quién no permite ser objeto de una revisión?
¿Cómo puedo saber yo como autoridad que aquella persona que estoy revisando no es un delincuente, si antes no reviso lo que lleva o tiene consigo?
Quizá sería tiempo de replantearnos: que es más inseguro, ¿vivir en un ámbito de inseguridad sin leyes, o buscar nuestra seguridad a través de las leyes?
Israel Ascencio Cadenas
Laborissmo seguirá informando…