Discurso que pronunció el Senador Raúl Morón Orozco, el día sábado 31 de Octubre del año en curso, con motivo  del Foro de Análisis “Por México Hoy”,

Ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, ex gobernador de Michoacán y líder histórico del movimiento progresista en México.

Amigas y amigos, dirigentes políticos, representantes populares, dirigentes sociales y representantes de las diferentes organizaciones no gubernamentales que hoy nos honran con su presencia.

Amigos de los medios de comunicación:

Señoras y señores asistentes a este foro de análisis “Por México Hoy”:

Agradezco enormemente la oportunidad de tomar la palabra en este Foro de reflexión, cuyo objetivo es también avanzar en un diagnóstico colectivo sobre el México de hoy.

Este diagnóstico debe tener como prioridad romper los silencios que atan y nos quieren obligar a aceptar la situación de emergencia que hoy vivimos en el país y en la entidad.

Nadie puede negar que lo que hoy caracteriza al país es la regresión democrática, la represión política, el nulo desarrollo social, la creciente inseguridad y la crisis de legitimidad de un régimen impositivo y vertical.

A estas alturas, ya nadie duda, que las pasadas reformas estructurales impulsadas por el Gobierno Federal, han sido la vía para armonizar los intereses de la oligarquía nacional con los poderes económicos internacionales representados por el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional, el Banco Interamericano de Desarrollo y otros organismos externos.

El gobierno Federal, ha puesto en venta y en remate el patrimonio nacional, con la finalidad de pagar compromisos económicos y electorales pasados, contener las presiones derivadas del endeudamiento externo y mantener la hegemonía política en el país, con financiamiento internacional, a costa de lo que sea.

La pregunta es ¿Por qué y para qué se impulsaron en México las reformas estructurales y cuáles son hoy sus consecuencias políticas y sociales?

La verdadera razón, fue consolidar el modelo neoliberal impulsado en México desde los años 80’s.

En este contexto nacional las reformas neoliberales, “mal llamadas estructurales”, han puesto en riesgo las grandes conquistas de las luchas obreras y campesinas, alcanzadas a lo largo de más de un siglo de historia.

La reforma laboral, por ejemplo, deja la clase trabajadora a merced de los patrones, bajo un esquema de flexibilización, la reforma educativa justifica el despido de los maestros sin responsabilidad para la autoridad educativa, la reforma fiscal sigue castigando a la clase asalariada y privilegiando a los grandes empresarios, la reforma política centraliza nuevamente el control electoral bajo un esquema de cuotas y grupos de poder, y la reforma energética que pone a merced de las grandes empresas internacionales los beneficios de la renta petrolera, sacrificando los subsidios destinados a programas sociales y poniendo en riesgo nuestra soberanía política y económica.

Esa es desafortunadamente la realidad que nos precede y nos condena a vivir en la exclusión y la pobreza.

A partir de ese contexto nacional, nadie puede negar la responsabilidad del gobierno federal en la situación que hoy vive Michoacán, atropellando la voluntad de los michoacanos y tomando decisiones al margen de nuestra Constitución, de la legalidad y legitimidad social, encarcelando y reprimiendo, como en los viejos tiempos, cualquier movimiento social.

Estamos ya ante un “Estado fallido”, cuya debacle será sumamente violenta.

La situación actual de nuestro estado, no es muy distinta a la del resto del país, aún no superamos el ciclo perverso y destructivo de ingobernabilidad, inestabilidad, corrupción, pobreza, marginación, escasa obra pública y un grave retroceso en programas sociales, además del grave problema de inseguridad, el estancamiento económico y la falta de desarrollo social, con un escenario todavía más desalentador a partir de la implementación de las reformas estructurales.

Nunca antes, los michoacanos nos habíamos sentido en un camino tan oscuro, con una sensación de falta de rumbo, con múltiples carencias; con amplios reclamos sociales ante la opacidad, la ineficiencia, el militarismo, la deshumanización ante el dolor de miles de michoacanas y michoacanos y la indiferencia política de quienes hoy nos gobiernan en el país.

El pueblo michoacano no es una abstracción, no somos números ni estadísticas solamente. El pueblo michoacano somos personas, con proyectos de vida, sueños y esperanzas. Niños, jóvenes, mujeres, adultos mayores, hombres y mujeres, que nos miran, nos saludan, nos sonríen, pero que también nos dicen: “aquí estamos, confiamos en ustedes, pero no nos defrauden. Queremos vivir con libertad, con seguridad, queremos vivir en paz, con oportunidades, con derechos. Queremos un futuro mejor”.

Por eso, quienes apoyamos esta iniciativa ciudadana, estamos convencidos que es el momento de emprender acciones verdaderamente estratégicas, sustantivas, que provengan auténticamente de un nuevo pacto social: “la trágica realidad de nuestro país no se cambia por decreto o de espaldas a la sociedad”.

Necesitamos hoy más que nunca discutir la reconstrucción de México, y un nuevo proyecto nacional que surja de todas y todos. Necesitamos gobernantes con enfoques humanistas y una sociedad activa en las decisiones del presente y del futuro.

El reto no es simple: hay que romper con un régimen de corrupción y con un modelo económico depredador llamado neoliberalismo, que a todo le pone precio y que todo lo transforma en mercancía.

Estamos aquí porque creemos que es posible contribuir en la construcción de una sociedad pacífica, incluyente, justa, humanista y democrática.

Amigas y amigos, ha llegado el momento de las grandes definiciones. Michoacán siempre ha sido la cuna de las grandes trasformaciones nacionales. Desde la Independencia hasta la revolución democrática que encabezó el Ingeniero Cárdenas en 1988.

Por eso nuestra convicción de sumarnos a un nuevo proyecto nacional que proponga alternativas para lograr la estabilidad política, detonar la inversión productiva, el desarrollo social y la creación de empleos.

Necesitamos volver al origen, refundar la nación y sus instituciones, recuperar al Estado y a los gobiernos para la sociedad. Necesitamos la unidad de todos los sectores del país para revertir las reformas estructurales, neoliberales, que tanto daño le están haciendo a nuestros estados y municipios, que han terminado por aniquilar y degradar a los seres humanos que habitan este país.

Hoy más que nunca se hace indispensable suscribir un nuevo “pacto social” bajo la congruencia ideológica que nos dan los principios y postulados de las luchas de independencia, la reforma y la revolución mexicana, sin pragmatismo político, ni utilitarismo económico.

Un nuevo “Pacto Social” que redefina el papel de la sociedad como el factor principal de cambio; el pueblo de México es el verdadero soberano del poder político.

Un Pacto Social por el futuro de este país, del estado y de nuestros municipios, donde podamos gozar de una libertad verdadera; donde se valore la vida y se proteja el patrimonio de las familias, donde se garantice la seguridad jurídica, se fomente el bienestar social y se combatan los intereses económicos de los poderes fácticos y destructivos, responsables de ésta catástrofe nacional.

Este nuevo “Pacto Social” debe adoptar una actitud solidaria con todos los movimientos sociales y estudiantiles, particularmente a partir del asesinato y desaparición de los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa, de quienes exigimos su presentación con vida.

Es nuestro deber apoyar las demandas de los estudiantes y maestros de todas las universidades e instituciones de educación básica, media superior y superior del país, incluyendo por supuesto las de nuestra Universidad Michoacana y las Escuelas Normales. Todas y todos estaremos de acuerdo en que el motor de este nuevo pacto social debe ser la educación.

El nuevo “Pacto Social” debe exigir la libertad para los presos políticos de la Tribu Yaqui y de los activistas sociales y representantes populares detenidos e injustamente procesados por cuestiones políticas, como los integrantes del magisterio de Oaxaca, que hoy reciben del Estado mexicano un trato injusto como reos de alta peligrosidad, sólo por oponerse a la consumación de una reforma educativa cuya única finalidad es el control político y la evaluación punitiva para llegar a la precarización laboral.

El nuevo “Pacto Social” debe protagonizar y asumir como propia la convocatoria nacional para llamar al nuevo Congreso Constituyente y a la suscripción de una nueva Constitución.

Es nuestro deber actualizar el nacionalismo del Estado mexicano y derogar las reformas estructurales que han puesto en riesgo el patrimonio energético, social y democrático del país, impulsando un cambio de modelo económico alternativo, nacionalista y popular, distinto al neoliberal, que ha sido el responsable desde hace tres décadas de nuestro deterioro social y de la grave situación económica que actualmente vivimos.

El nuevo “Pacto Social” al que aspiramos debe privilegiar la participación social y ciudadana de la gente. Se debe regresar el poder a la sociedad, combatir la desigualdad social, ponerle un freno a la política insensata de las balas y volver a ser un instrumento de cambio para mejorar el futuro de los michoacanos.

En ese sentido y en el marco de este foro me permito convocar a los dirigentes políticos y sociales, autoridades, representantes de los sectores y organizaciones y a la sociedad en general, a iniciar juntos, más allá de nuestras diferencias ideológicas, una nueva etapa de la vida nacional: todo está por hacerse y es el momento de realizar un gran esfuerzo para reconstruir nuestro país y nuestro estado.

Una utopía mínima es la que nos une: el ideal de una sociedad pacífica, libre de pobreza y de violencia. Una entidad más equitativa y próspera.

Hoy más que nunca debemos estar unidos para hacer frente a la actual situación. Debemos aprovechar la vocación solidaria, el valor y la entereza de nuestro pueblo, que ha resistido coyunturas difíciles y que siempre ha salido avante.

Por eso los invito a que nos organicemos en todos los distritos y municipios del estado para fortalecer una estructura ciudadana que permita avanzar en esta tarea con mayor inclusión y participación social, sin siglas, ni colores, sin protagonismo, ni fines políticos, el único fin social válido debe seguir siendo rescatar al país de la ignominia y el olvido en el que hoy nos han colocado los responsables de este Estado fallido.

Los convoco para que llevemos este mensaje de reconstrucción social y política del Estado a todas las colonias y comunidades, para que hagamos de este proyecto nacional, la oportunidad de organizarnos como activistas ciudadanos de “Por México Hoy”, para discutir colectivamente los lineamientos y principios refundacionales que aquí se han establecido, y juntos defendamos la dignidad nacional para volver a empezar bajo el proyecto de un nuevo constituyente.

Por mi parte suscribo públicamente una vez más, mi solidaridad, mi lealtad, mi trabajo y mi compromiso con este proyecto nacional.

Pongámonos de acuerdo, eso es lo que espera la gente de nosotros, hagámoslo con una verdadera convicción de rectificar el camino.

Son tiempos de mostrar entereza, voluntad, valor, unidad y altura de miras. Los invito a que construyamos juntos, con dignidad y perseverancia, ese futuro de paz, libertad y progreso que anhelamos todos en México y en Michoacán.

¡Nuestra gente lo demanda, nuestros hijos lo merecen!

Muchas gracias.