Emotivo Discurso del Regidor Gilberto Morelos Favela, por el CCX Aniversario Luctuoso del Siervo de la Nación, Don José María Morelos y Pavón. Hoy 22 de diciembre del 2025, en la Plaza Jardín Morelos de ésta capital.
“Estimadas amigas, amigos. Morelianas y morelianos, agradezco al presidente municipal Alfonso Martínez Alcázar por brindarme la oportunidad de dirigirme a ustedes en este día.”
“”Morir es nada cuando por la patria se muere””
“con esas palabras el generalísimo Don José María Morelos y Pavón, enfrentó los interrogatorios y declaraciones en un largo proceso judicial civil, militar y eclesiástico en la Ciudad de México durante su reclusión en el Palacio de la Inquisición -y luego en el Colegio de las Vizcaínas- donde nunca delató a un solo insurgente.
Fue torturado para arrepentirse de sus acciones y traicionar a los seguidores del movimiento, pero Morelos mantuvo hasta el final -incluso horas antes de su fusilamiento-, una gran firmeza espiritual y la total convicción de que su lucha por la independencia, era justa.
Finalmente, se le declaró traidor a la Corona Española, y se ordenó su muerte. El 22 de diciembre de 1815 fue fusilado en San Cristóbal Ecatepec, transformando el lugar en un símbolo de la lucha por la libertad; hoy conocido como Ecatepec de Morelos, Estado de México.
¡Morelos jamás se doblegó; aquél entonces y nunca!. En ese ambiente de cautiverio y de certeza sobre su condena a muerte, expresó que entregar la vida tenía valor cuando se hacía en beneficio de una nueva nación. ¡Y siempre tuvo razón! Esta simple frase -recuperada tras su muerte por medio de testigos e interrogadores-, revela la firmeza de espíritu con el que, uno de los máximos héroes de México, asumió su destino y la dimensión de su sacrificio por la causa insurgente y por el país que surgiría a partir de esa lucha emancipadora.
José María Morelos libró sus batallas entre 1810 y 1815, durante la fase más difícil de la insurgencia, logrando conquistar la mayor parte del sur del país; tras el desenlace del sitio de Cuautla, sus logros lo catapultaron como estratega militar de talla mundial.
Sus últimos enfrentamientos significativos, ocurrieron en las inmediaciones de Puruarán y durante su intento de conducir al Congreso de Chilpancingo hacia Tehuacán, para ponerlo a salvo. El 5 de noviembre de 1815, en Temalaca – Puebla, fue sorprendido por las tropas realistas de Manuel de la Concha, donde, para proteger a los diputados insurgentes que lo acompañaban, Morelos se dejó capturar.
El impacto de su muerte fue profundo. La insurgencia rebelde quedó momentáneamente sin liderazgo y desorganizada, lo que determinó uno de los momentos más críticos del movimiento. Pero la figura de Morelos y sus ideales se convirtieron en símbolo de resistencia, disciplina militar y visión política, de hecho, unificó a las fuerzas insurgentes que retomaron la lucha hasta culminar la independencia en 1821.
El generalísimo José María Teclo Morelos Pavón y Pérez, hombre de su tiempo, libre pensador, estratega militar que se forjó en la acción, liberal ilustrado, e hijo predilecto de nuestra ciudad a quien debemos el honor de llevar su nombre, fue un hombre congruente en su vida y en su muerte, que ahora recordamos para no olvidar jamás.
Nació en Valladolid el 30 de septiembre de 1765, pasó su infancia y parte de su juventud aquí, en esta ciudad creada en 1541 como un enclave español que, ya avanzado el siglo XVIII, era uno de los centros culturales, académicos y religiosos más importantes de toda la Nueva España.
Morelos también vivió su juventud en diversas localidades de la tierra caliente michoacana, donde trabajó como arriero, en labores contables y de escribano. De hecho, la experiencia que adquirió en los senderos como arriero y transportando todo tipo de bienes, le permitió conocer y tratar a un grupo selectísimo de líderes, hombres que más tarde se convertirían en los comandantes de sus batallones.
A los veinticinco años, Morelos regresó a Valladolid en 1790 buscando el sacerdocio. Ingresó al Colegio de San Nicolás Obispo donde conoció a Don Miguel Hidalgo, el rector en ese momento. Éste, así como el Seminario Tridentino de Valladolid, fueron determinantes en su formación intelectual al adquirir conocimientos de filosofía, retórica, lógica, historia, teología, e idiomas clásicos, disciplinas de estudio que forjaron su carácter.
A partir de sus labores administrativas, Morelos reconoció los alcances del comercio internacional, mismos que le permitieron visualizar el enorme potencial de las transacciones entre la Nueva España con China y el lejano oriente, concebidas y construidas como la ruta comercial Nao de China y el Galeón de Manila, poniendo en manifiesto su faceta intelectual y empresarial en el comercio global. ¡Fue un visionario en todo momento!.
Tras su ordenación sacerdotal en 1797, José María Morelos se desempeñó en parroquias rurales lejos de Valladolid, pero su identidad permaneció inalterable, de hecho, frecuentemente viajaba a la gran ciudad para resolver asuntos eclesiásticos y sentir el ambiente intelectual y librepensador de la época.
En septiembre de 1810, al inicio de la guerra de Independencia, Valladolid se convirtió en un referente simbólico y estratégico para la insurgencia, cuando Morelos comprendió la magnitud del levantamiento iniciado por Hidalgo, fortaleció su convicción de que la lucha armada tenía fundamentos éticos y sociales ineludibles.
La arraigada tradición educativa ilustrada de nuestra ciudad, mostraba un clima creciente de simpatía hacia la causa independentista, lo que aclaró la decisión de Morelos de sumarse al movimiento libertador, tema que pensó mucho antes en las localidades terracalentanas de Michoacán y Guerrero, donde se confrontó con una realidad lacerante de miseria, abandono, marginación, violencia, y muerte.
El comienzo del siglo XIX, marcaría la ruta del México independiente en el que Morelos tuvo un papel decisivo como arquitecto intelectual y líder militar. Él, junto con Don Miguel Hidalgo, el General Ignacio Allende, Josefa Ortiz Téllez Girón, Leona Vicario, Vicente Gurrero, así como hombres y mujeres del pueblo e influyentes personajes de la Nueva España, fueron determinantes para liberar a México y enfilarlo a la ruta de independencia, de autonomía, de libertad, de conciencia social, y de arraigo por una tierra que les fue arrebatada, ¡que nos fue arrebatada!.
De esa confrontación entre pasado y modernidad, tradición colonial e insurgencia liberadora e independista, Morelos emerge como el caudillo libertador; justamente a él, le debemos legalmente la abolición de la esclavitud, en un tiempo en que eso parecía imposible.
El tema no es menor. Por eso, al reunirnos hoy aquí para conmemorar el 210 aniversario luctuoso de quien legítimamente es uno de los hombres más grandes de México, no lo hacemos solo para recordar aspectos de su vida y su muerte, de los logros militares y diplomacia de ese vallisoletano ilustrado, sino para rescatar y actualizar los principios y valores aún vigentes de “Los Sentimientos de la Nación”, la obra intelectual y jurídica del Morelos liberador y estadista.
Es para hacer un acto de conciencia sobre lo que nos hemos perdido al omitirlos y para recuperarlos como estandartes capaces de guiar nuestra conducta. “Los Sentimientos de la Nación” no son una simple referencia histórica o letra muerta, son el antecedente concreto y vigente de nuestra actual Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Son el espíritu legal de México, son la estabilidad, transparencia, legalidad, identidad y nuestra fortaleza.
México es lo que es, porque tenemos una historia legislativa y jurídica que parte justamente de “Los Sentimientos de la Nación”, y que emerge desde Morelos. ¡Morelos es Morelia! ¡Morelos es México!.
Es justo decir, que los ideales de Morelos, toman una dimensión distinta a la luz de los recientes acontecimientos en nuestro estado y en nuestro país. Más aún, “Los Sentimientos de la Nación” de Don José María Morelos, bien podrían ser la respuesta adecuada a nuestras tribulaciones actuales. En el documento revela la fortaleza de las instituciones, estableciendo la división de poderes; propone la abolición de la esclavitud y la desaparición de las castas; habla del trabajo honrado, de una economía sólida, de leyes que se cumplen, y de sociedades que ayudan a las y los que menos tienen; establece la igualdad ante la ley y la soberanía popular.
En su época, “Los Sentimientos de la Nación”, se presentaron como modernos, liberadores, jurídicamente adecuados y emancipadores. Hoy 22 de diciembre del año 2025, no solo son inspiradores, son necesarios.
Este acto cívico, lo estamos viviendo 210 años después del sacrificio y muerte del Generalísimo José María Morelos, para mantener vivos sus ideales de paz y justicia, en un mundo con grandes conflictos, no debemos perderlos.
La vida de Morelos tuvo un enorme significado y la historia de la patria lo confirma. Su legado jamás será olvidado y será referencia permanente de la acción, de la congruencia y del respeto a los ideales propios.
Estimadas amigas y amigos; lo digo en nuestro tiempo, tal como lo dijo José María Morelos hace más de 200 años: ¡La Patria no se vende! ¡La Patria está más firme que nunca, como lo están Morelos y su ideología!. ¡En su contribución a la Independencia de México y en sus Sentimientos de la Nación, Morelos vive!.
Morelos vive en nuestra sangre, en cada rincón de nuestra ciudad y nuestro municipio.
Morelos vive en los ojos de las niñas, los niños y los jóvenes del México del siglo XXI.
Morelos vive en los campos de maíz, en las escuelas, en el arte, en nuestros puertos, en las grandes industrias y comercios.
Morelos vive en cada mexicana y mexicano.
Morelos vive en la conciencia crítica, en los hechos, en el pensamiento, en la historia viva y en nuestros corazones.
Morelos vive en esa Valladolid de la historia, y en la Morelia de este tiempo.
¡En su recuerdo, Morelos vive! ¡En su muerte, Morelos vive!.
¡En la Morelia de Morelos, nuestros héroes jamás morirán en vano!.
Muchas gracias “
#Laborissmo