Desde el señor Presidente de la República hasta el más modesto ciudadano, que haya sido y sea combativo en las lides revolucionarias, tienen en relación con su actuación cívica, una parte de responsabilidad en el presente y en el futuro, ante la Historia y ante las generaciones que van a sucedernos. Y al aceptar la responsabilidad que nos corresponda, la más acrisolada honradez debe ser la norma de nuestros actos, ya que tratamos de afirmar los principios por los cuales se ha sacrificado el pueblo…”