El 8 de marzo de 1957 es un antes y un después, en la vida de la mujer, es un día que cambió la historia de la mujer en el mundo. No es un día para celebrar, es un día para conmemorar la memoria de las mujeres violentadas y asesinadas, por exigir mejores y humanas condiciones de vida, es un día para recordar las mujeres que han hecho historia y que han creado un ambiente donde la mujer de hoy tiene voz y voto.
Es un día para conmemorar y la mejor forma de hacerlo es empomderando a todas las mujeres, para una vida sin violencia, que todas las mujeres sin importar raza, credo, tengan las mismas oportunidades.
Las mujeres a lo largo de la historia han tenido un papel fundamental, para lograr un equilibrio en todos los ámbitos, tanto políticos, como sociales.
Un 8 de marzo de 1857, un grupo de obreras textiles tomó la decisión de salir a las calles de Nueva York a protestar por las míseras condiciones en las que trabajaban. Y fueron violentamente calladas.
Distintos movimientos sucedieron a partir de esa fecha. El 25 de marzo de 1911, Nueva York fué escenario de nuevo de una huelga polémica para aquellos tiempos. Un grupo de mujeres reclamaba la igualdad salarial, la disminución de la jornada laboral a 10 horas y un tiempo para poder dar de mamar a sus hijos. Durante esa huelga, perecieron más de un centenar de mujeres quemadas en una fábrica de Sirtwoot Cotton, en un incendio que se atribuyó al dueño de la fábrica como respuesta a la huelga.
En 1977, durante la Segunda Conferencia Internacional de Mujeres Trabajadoras celebrada en Copenhague (Dinamarca) más de 100 mujeres aprobaron declarar el 8 de marzo como Día Internacional de la Mujer Trabajadora.
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