México está secuestrado por el crimen organizado… y el gobierno parece cómodamente instalado en la indiferencia.
¡Ya basta!
Por: José Antonio Sánchez
Ya es normal “qué tragedia decirlo” escuchar cada día de nuevas fosas clandestinas, campos de exterminio improvisados y restos humanos embolsados repartidos por todo el país. Y mientras esta violencia se acumula como un cementerio extendido, las autoridades solo atinan a minimizar, justificar o distraer. Como si nuestra realidad no fuera una emergencia nacional, sino una molestia que les estropea el guion para seguir avante en sus trazos políticos.
Tenemos 500 diputados y 128 senadores cobrando sueldos insultantes. Y ni uno solo “ni uno” ha presentado una iniciativa contundente o propuesto una comisión real para investigar esta ola de barbarie. La oposición está desinflada, Morena está sometida, y juntos conforman un poder legislativo que se mueve entre la complicidad, la negligencia y la cobardía política. Si no tienen la capacidad ni el valor de enfrentar el país que se desangra, que hagan lo decente y se vayan. Ya basta de figurines pagados como estadistas que no sirven ni para levantar la voz.
Para colmo, el gobierno prefiere desviar la atención con shows mediáticos: “descubren” fortunas sospechosas de periodistas incómodos, empresarios críticos o ciudadanos a los que, mágicamente, les inventan deudas millonarias. Pretenden que creamos sus novelas fiscales como si México fuera un país de ingenuos. El SAT, según su versión, está lleno de genios contables… aunque sus historias son tan torpes que ni el más crédulo se las traga.
La verdad es otra: México está colapsando, y quienes deberían protegerlo están ocupados en fabricar cortinas de humo. Mientras presumen que “el supersecretario” García Harfuch y “el superfiscal” Gertz Manero tienen todo bajo control, las masacres siguen, las desapariciones aumentan y los criminales avanzan como si gobernaran en paralelo. La gente queda reducida a estadísticas: cuerpos, cifras, reportes… vidas que se esfuman sin que nadie arriba asuma el costo moral y político, en pocas palabras… Cómo si les valiera madres nuestra república mexicana.
El país sangra, y el gobierno responde con discursos huecos, evasivas ridículas y triunfalismo barato “México no necesita más pretextos”, necesita gobierno, necesita Estado, necesita que sus autoridades dejen de comportarse como voceros de la mentira y comiencen a enfrentar la realidad brutal que todo mundo ve… menos ellos. Porque no queremos creer que nuestras autoridades sirven para dos cosas: nada y nada.
Para finalizar se atreven a decir que la protesta de la generación Z es un circo mediático de la oposición, minimizando su causa con la fuerza pública, porque quieren, porque pueden y porque se les da la regalada gana ¿Y ellos cuando eran oposición quién les impedía su libre manifestación? En pocas palabras hay que ser cochino, pero no trompudo y trabajar para sacar al país hacia adelante y no solo a un grupo de privilegiados lamezuelas que buscan caer en gracia a un gobierno opresor que tiene abrazos para la delincuencia y garrote para quien piensa diferente y busca ser escuchado.
