¿Qué tipo de piedra es Grecia Quiroz en el zapato del nuevo poder?
¡Ya basta!
Por: José Antonio Sánchez
Para comenzar, como dijo el descuartizador; vayamos por partes. No todo es como lo quieren dibujar quienes insisten en meternos a martillazos una versión edulcorada de la realidad, celebrada por aplaudidores profesionales que, sin un gramo de juicio, repiten que “estamos mejor”.
La figura de Grecia Quiroz no es una improvisación, ni un capricho político, ni una aparición espontánea en el tablero. Antes de asumir el cargo, era presidenta honoraria del DIF municipal de Uruapan; es decir, ya ejercía una función pública local. Y mucho antes de ello, había trabajado en la Cámara de Diputados y buscó una diputación local en 2024 por el distrito 20. Nada de lo que hoy sucede es un accidente: es parte de un trayecto político que algunos prefieren ocultar.
Lo que realmente irrita “ese escozor en el final del tubo digestivo que sienten ciertos actores del poder” es que Quiroz mantiene independencia. No pertenece a ninguna mafia política. Su perfil está vinculado al movimiento ciudadano e independiente que encabezó su esposo, Carlos Manzo. Y ese simple hecho les resulta intolerable.
Su ascenso a la alcaldía no fue producto del capricho ni de un “dedazo sentimental”: fue una decisión política y comunitaria que el grupúsculo del poder ha tratado de dinamitar, soltando incluso a su mastín más feroz para devorar todo lo que huela a independencia, a Manzo o al Movimiento del Sombrero.
PRIMERO:
Tras el asesinato de Carlos Manzo, ocurrido el 1 de noviembre de 2025 durante un evento público, la presidencia municipal quedó vacante.
SEGUNDO:
El Cabildo de Uruapan y el Movimiento del Sombrero propusieron a Grecia Quiroz como sucesora. Vieron en ella cualidades que ningún “tibio” impuesto por los intereses de siempre podía ofrecer. Necesitaban a alguien que defendiera un proyecto con firmeza, no a otro operador del régimen.
TERCERO:
La síndica “legalmente primera en la línea de sucesión” declinó asumir la presidencia. Ese vacío abrió la puerta para que Cabildo y Congreso del Estado la designaran. El Congreso de Michoacán aprobó su nombramiento por unanimidad, y el 5 de noviembre tomó protesta con el respaldo de legisladores de todas las bancadas.
Desde el primer día, Quiroz dejó claro que su gestión sería continuidad de la lucha de Manzo. “Aunque apagaron su voz, no apagarán su lucha”, declaró. Su promesa: una administración honrada, transparente, sin pactos oscuros. Y eso, precisamente eso, es lo que los rapaces del poder no pueden permitir.
En un entorno dominado por la contradicción oficial, de abrazos a la delincuencia y balazos para quienes piensan diferente, una figura que exige seguridad, justicia y dignidad pública se convierte, inevitablemente, en una amenaza.
Su rechazo a “fumar la pipa de la paz” con la mafia política y su denuncia de una guerra sucia en su contra, han fortalecido la idea de que su sola presencia descarrila la lógica del régimen y la jauría de fieras sin razón, irrumpe en lo que apenas está por comenzar.
Porque su llegada rompe la tradición institucional: no fue la síndica ni un regidor alineado al gobierno estatal o federal. Fue la figura cercana al exalcalde, respaldada por la organización independiente que él construyó. Eso, para el poder, equivale a una declaración de autonomía, y el estado lo que busca en sus filas es obediencia y lealtad a ellos.
El mastín del régimen ha intentado sembrar dudas sobre si su liderazgo es legítimo o si busca capitalizar el dolor. O que tiene un romance con no se quién y es ahí donde partió la idea de acabar con el hombre del sombrero, Pero las acusaciones nacen siempre del mismo rincón: el que teme perder privilegios y ve en cualquier proyecto independiente una amenaza para sus negocios políticos y de su gavilla de pelafustanes.
Hoy, Grecia Quiroz dejó de ser únicamente “la viuda del alcalde asesinado”. Se ha convertido en la heredera política del proyecto de Manzo y en la alcaldesa de Uruapan con respaldo comunitario. Eso la convierte en un símbolo y, al mismo tiempo, en un objetivo.
Su discurso enfatiza seguridad, transparencia y justicia. Pero su nombramiento implica la ruptura del molde tradicional y, con ello, un potencial foco de polarización alimentado desde dentro.
Solo queda esperar que la jauría oficialista encuentre otro hueso que roer. Que entiendan, por una vez, que este movimiento no nació de la ambición, sino del dolor, de la indignación y de la apatía de un gobierno nacional que no ve, no oye y no razona.
Mientras tanto, Grecia Quiroz seguirá siendo la piedra en el zapato… pero no cualquier piedra: una que no se traga, no se disuelve y no se deja barrer debajo de la alfombra.
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