PRIMER AÑO DE GOBIERNO

ELIO NÚÑEZ

Pues llegamos al primer año de gobierno. El presidente no ha renunciado a sus mañaneras y a la responsabilidad de sostener su verdad, esgrimiendo sus razones. Se equivoca él, o se equivocan sus críticos. No tengo una respuesta convincente. Quizá está sembrando la semilla que requiere el paso de varias generaciones para fructificar. Terrible responsabilidad tiene en su ejercicio gubernamental porque ha despertado esperanza en algunos, diría que la mayoría, pero también la incertidumbre y la duda en las decisiones tomadas. A mí por ejemplo, me satisfacen dos de sus acciones: El ataque a la corrupción y las medidas de austeridad, al igual que las becas otorgadas a los estudiantes, los apoyos económicos a las personas de la tercera edad y a los , por otra parte, me desilusiona su comportamiento cuando descalifica y ofende a algunos ciudadanos, siento que la confrontación y la polarización no nos conducirá a buen puerto. En otras medidas que ha tomado a veces da la impresión de que no fueron bien meditadas, pero en ese aspecto esperaremos los resultados. Si hay jubiló en muchos ciudadanos, pero también temor en otros. Esperemos.
Hay que seguir adelante contra los despotismos arraigados y contra los abusos de los privilegiados. Trabajemos desarrollando todas las capacidades para que logre salir adelante la acción libre y generosa de nuestro pueblo. Lo importantes es servir apasionadamente sin esperar reconocimientos y mucho menos sumisiones. Los ciudadanos sabemos que a los políticos se les odia o se les admira, pero el hombre público no es dueño de sí mismo, siempre debe vivir para los otros. Su personalidad es una contradicción en dónde pugna su yo con el ser de los demás. Resultante de esta ambivalencia es el ser y el quehacer político.
López Obrador sabe que quienes prefieren la voluptuosidad y el deslumbramiento no serán intérpretes del afán colectivo. Ser líder, pero líder sin desviaciones semánticas. Líder es el que marca el camino hacia la cúspide y el mismo se coloca a la vanguardia. Yo veo a López Obrador a un gobernante que no quiere imponer la fuerza para hacer que la razón se respete, no como un pretexto para evadirse del presente, sino como una guía para evitar los errores del pasado. Si bien es cierto que nadie escapa a las críticas, pero siempre será necesario que los extremos de la riqueza y pobreza no sean tan abismales y hace bien en decirnos que no puede haber gobierno rico si el pueblo es pobre.
Lo cierto es que hay obstáculos enormes, hay una guerra diaria, un tercio de la sociedad está totalmente en contra de él, pero afortunadamente tiene los otros dos tercios a su favor y además es muy notoria su persistencia, pues no se rinde.
Él mismo mencionó en su informe que en el aspecto de la seguridad falta mucho por hacer y efectivamente así es; el año 2019 ha sido el más desastroso en este aspecto. Afortunadamente tiene una capacidad enorme para manejar la adversidad y sigue en las últimas encuestas estando en muy buena posición. Por otra parte, en el primer año de gobierno la economía no ha crecido y él se empeña en no darle mucha importancia al crecimiento económico, pues asegura que la distribución del ingreso ha sido más equitativa, los que ganaban más ganan menos y muchos que no obtenían ingresos ahora si los tienen, a eso él le llama desarrollo social. Obviamente sigue existiendo la esperanza en el cambio, la igualdad y en la justicia, aunque se observa un golpeteo a las instituciones y a ciertos sectores.
Por lo pronto, ayer en el primer aniversario de su gobierno acudió mucha gente para expresarle su apoyo y solidaridad y desde luego él se vio profundamente feliz.