Columna de Opinión
Por: Arturo Ismael Ibarra Dávalos
26 septiembre 2024
FECHA EN LA QUE NADA SE FESTEJA O SE CELEBRA, ES UNO DE LOS ANALES DE NUESTRA HISTORIA PLAGADO DE MENTIRAS, VERGÜENZA, IMPOTENCIA Y DOLOR
La ignorancia y el oscurantismo en todos los tiempos no han producido más que rebaños de esclavos para la tiranía, pero “la tierra volverá a quienes la trabajan con sus manos”, Emiliano Zapata.
La desaparición de 43 estudiantes de la Escuela Normal de Ayotzinapa sucedidos en Iguala Guerrero, la noche del 26 de septiembre de 2014, ponen a prueba nuestra capacidad de comprensión ante la barbarie que es capaz de ejercer EL PODER en pos de sostener el sistema de explotación que garantiza sus intereses y sus prebendas.
Pueblos originarios, mestizos/as, pobres, revoltosos/as, obreros/as, estudiantes, revolucionarios/as o “sospechosos/as” siguen siendo los objetivos y las víctimas del poder que, con represiones como esta, busca periódicamente disciplinar y atemorizar a quienes osan luchar por sus derechos en nuestra América; México no ha estado exento de esta realidad y su vecindad con los Estados Unidos, cercanía que hace mucho más omnipresente las consecuencias de las políticas imperialistas, no hace más que potenciar estos problemas.
Iguala es un municipio donde han tenido lugar hechos históricos vinculados con la independencia mexicana.
Allí se firmó en 1821 el Plan de Iguala que reconocía la Independencia de México del colonialismo español, se creó el ejército mexicano, la bandera mexicana y fue la primera capital del Estado de Guerrero.
La marcha de los normalistas de Ayotzinapa se llevaba adelante en los días previos al viaje que los estudiantes pensaban realizar al Distrito Federal para la conmemoración de los 46 años de la masacre de Tlatelolco, otro hecho de sangre vinculado con la lucha por la educación. De la ESCUELA NORMAL “Raúl Isidro Burgos” emergieron dos grandes líderes guerrilleros de los años sesenta y setenta del siglo pasado: Genaro Vázquez Rojas y Lucio Cabañas, a quienes aún hoy los alumnos veneran y tienen como guía. Este último, que siendo maestro organizaba y asesoraba a los campesinos acerca de sus derechos, fundó el grupo armado Partido de los Pobres.
Estos centros educativos reciben estudiantes de las zonas más pobres del país y operan en régimen de internado. José Vasconcelos, rector de la Universidad Nacional Autónoma de México y ministro de Educación entre 1921 y 1924, impulsó esta tarea por la educación basada en los maestros rurales, a quienes ubicó como un sector clave para expandir el espíritu de la revolución. El problema, según algunos analistas, llegó cuando México dejó de ser solo una sociedad rural y el Gobierno dejó de ser revolucionario, ya que estas escuelas tenían una visión de izquierdas, radical, defensoras de la educación pública, laica, gratuita y de la Reforma Agraria, por lo cual comenzaron a cerrarlas. Esto no fue una tarea sencilla, ya que estas escuelas representaban la única oportunidad para la gente del campo.
EL MOVIMIENTO DE AYOTZINAPA ES LA MEJOR MUESTRA DE LA DESAPARICIÓN FORZADA Y ELL TRAUMA CULTURAL EN MÉXICO
Acompañada de una profunda indignación colectiva nacional, viene la pregunta ¿qué sucedió en esta ocasión para generar una amplia movilización ciudadana? Ese 26 de septiembre de 2014, la muerte de 6 personas y la desaparición forzada de 43 estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa, hizo emerger en México un amplio movimiento en solidaridad con los familiares de las víctimas, cuya principal consigna es la presentación con vida de estos jóvenes. La respuesta que dió la sociedad mexicana a la desaparición de los estudiantes rompió esa tendencia hacia la inacción, dando lugar a un movimiento inédito para el país. Dicho movimiento se caracteriza por una alta participación de ciudadanos que no se vinculan a ningún sector permanentemente organizado de los movimientos sociales u organizaciones formales.
ABUSOS, MASACRE Y CRUELDAD
Aquella noche, los estudiantes, tomaron de manera pacífica algunos autobuses del servicio de transporte público del municipio de Iguala con la intención de trasladarse a la Ciudad de México y participar en la movilización social del 2 de octubre. En la misma noche, los autobuses fueron INTERCEPTADOS por la policía municipal de Iguala y ATACADOS con armas de fuego. Como resultado, 7 personas MURIERON, uno de ellos fue DESOLLADO y le ARRANCARON los ojos, y 43 jóvenes entre los 18 y 23 años, hijos de campesinos pobres de la región, que estudiaban para ser maestros de primaria en alguna de las escuelas públicas rurales, fueron detenidos por policías y desaparecidos.
La desaparición forzada de los 43 estudiantes normalistas provocó la ola de protestas más importante, por su número y extensión, que ha registrado la historia reciente del país. En varias ciudades del extranjero también se presentaron protestas por el mismo caso. Y en la búsqueda de dichos normalistas se descubrieron decenas de fosas clandestinas en Guerrero y en otros estados de México. Entonces, si la desaparición forzada de personas y las violaciones a los derechos humanos son tan frecuentes y regularmente pasan desapercibidas o son olvidadas rápidamente, ¿por qué la brutalidad policiaca y las desapariciones forzadas de los 43 estudiantes despertaron protestas a una escala nunca antes vista?
EL TRAUMA SOCIAL
El trauma social o cultural no es algo que existe naturalmente, sino que es un proceso construido por la sociedad. El evento traumático es utilizado como marco interpretativo; es decir, son los mismos protagonistas quienes se describen como traumatizados. Esto sucede cuando el entorno individual y/o colectivo cambia repentinamente de manera inesperada y desagradable. Un mismo evento traumático como es el genocidio, puede ser interpretado de formas distintas con base en el contexto social e histórico, y solamente en algunas ocasiones da lugar al proceso social del trauma cultural. En Ayotzinapa, el estado traumático es el resultado del significado simbólico y cultural que viene atribuido al shock y al miedo generados por la desaparición de los estudiantes.
En este proceso, el evento que genera el trauma es universalizado y se convierte en el símbolo de la violencia contra los miembros de cualquier colectividad estigmatizada. En México, la desaparición forzada de los estudiantes, es decir, “todo lo que los 43 estudiantes representan”, se transformó en un marco de significación política, constituido por diferentes emociones morales que emergieron en las entrevistas, como: dignidad, resistencia, esperanza; pero al mismo tiempo, por las de: impunidad, impotencia, injusticia e inseguridad.
EN MÉXICO SE POLITIZA TODO AQUELLO QUE SE PUEDA
El proceso de politización del trauma se construye gracias a un repertorio emocional de otras experiencias, que han manifestado públicamente determinadas emociones de oposición como la DESCONFIANZA hacia el Estado, el dolor, el duelo y la “digna rabia”. En el caso mexicano, respecto a la desaparición forzada se responsabiliza directamente al gobierno (de hecho, el lema principal del movimiento es “Fue el Estado”), y al ejército mexicano como EJECUTORES. El proceso de disgregación de las emociones que cimientan se vincula a un proceso en el cual emergen lo que se define como emociones subversivas: el odio hacia el gobierno, el desprecio hacia los políticos, la rabia por la impunidad, y que producen un distanciamiento de la ciudadanía de se sistema político: “Sin embargo, los del gobierno son los ladrones, los asesinos, y los que quieren siempre pisotear al pueblo. ¿Ya basta de tanta impunidad! ¡Ya basta de tanto salvajismo!”
LA HISTORIA DARÁ SU PROPIO ENFOQUE Y SERÁ QUIEN TENGA CAPACIDAD PARA EXONERAR O CONDENAR, NOSOTROS NO
Muchos textos se pueden leer sobre lo que sucedió ese 26 de septiembre en Iguala, lo que no hicieron 2 gobiernos federales, lo que no pasa en este décimo aniversario y en lo que se DEBE hacer los próximos años. Para este que le escribe hay DESESPERANZA, frustración, enojo, malestar y tristeza. Me siento desprotegido, burlado, engañado y olvidado por el GOBIERNO, se secan de tinta las plumas, no se ven las letras del teclado, las ideas vuelan y me quedo sin opinión, pero me acompañan 2 terribles realidades: ninguno de los 43 estudiantes hoy tiene vida, y segunda, la Presidenta Sheinbaum no será quien presente a los mexicanos un argumento verdadero y tampoco será quien mitigue el dolor que tenemos desde hace 10 años.
LOS 10 PRINCIPALES DATOS:
1. En la noche del 26 de septiembre de 2014, fueron atacados por la policía municipal 43 estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa, “Raúl Isidro Burgos”; quienes viajaban hacia la Ciudad de México para unirse a una marcha en conmemoración del 2 de octubre.
2. Los normalistas sufrieron dos ataques por parte de los policías municipales, quienes abrieron fuego contra ellos. Las razones del enfrentamiento se desconocen.
3. Según la versión del gobierno, la policía municipal entregó a los estudiantes al grupo criminal Guerreros Unidos.
4. En el gobierno de Enrique Peña Nieto, el exfiscal general Jesús Murillo Karam, dijo que los estudiantes habían sido asesinados e incinerados en Cocula, lo que calificó como la “verdad histórica”.
5. La llamada “verdad histórica” fue rechazada por los investigadores del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI), designado por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
6. De los 142 detenidos por el caso, principalmente policías municipales y supuestos miembros de Guerreros Unidos, 77 han sido liberados.
7. El 27 de septiembre, un día después de lo acontecido, apareció el cuerpo del normalista Julio César Mondragón, quien fue brutalmente torturado.
8. Los principales sospechosos del caso fueron el presidente municipal de Iguala, José Luis Abarca, y su esposa María de los Ángeles Pineda por mantener vínculos con miembros de Guerreros Unidos.
9. Tras lo acontecido, diversos movimientos se sumaron a las marchas y manifestaciones encabezadas por los padres de los 43 estudiantes, entre ellos: El movimiento por la paz con justicia y dignidad.
10. El 24 de junio de 2020, la Fiscalía General de la República informó sobre la detención de José Ángel Covarrubias Salgado, presunto líder de los Guerreros Unidos y señalado como responsable de la desaparición de los 43 normalistas.