En el auditorio Nicolaita del Centro Cultural Universitario, la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, a las 20:00 horas, el día miércoles 10 de octubre, presentó a la Orquesta de Cámara de la Universidad Michoacana, bajo la batuta del Mtro. Mario Rodríguez Taboada.
En palabras del Mtro. Manuel Cuevas: “Con independencia de una obra de estreno y de un breve recital con arias de ópera en la segunda parte, lo más destacado de este concierto lo fue el rescate, en una versión orquestal relazada por una notable alumna de la Escuela de Bellas Artes, Indra Ramírez, de la Marcha Zaragoza, del maestro Aniceto Ortega (1825-1875), quien tiene el mérito de ser el autor de la primera ópera nacionalista escrita en este país, “Guatimotzin”. El maestro Ortega era un médico ginecólogo que escribía música en su propio consultorio y terminó siendo una referencia firme en el marco de la música Nacionalista. Su Marcha Zaragoza, dedicada al General que comandó el triunfo de la Batalla de Puebla, fue escrita para piano solo y luego orquestada para banda militar por su mismo autor. Existe una orquestación para sinfónica realizada hace algunos años, por lo que la nueva versión que escuchamos en el concierto, se suma a este repertorio importante. La Marcha Zaragoza en su momento fue una de las piezas más conocidas de Ortega, y con independencia del incorrecto uso político que le dieron en su momento, sin la anuencia del autor desde luego, se trata de música representativa de una época importante parte del patrimonio artístico de este país”.
“Por otra parte, la obra de estreno, “Cerebro”, realizada también por un joven compositor estudiado y radicado en esta Ciudad, Tonalli Rufino, sorprendió por estar correctamente escrita, con oficio y técnica, aunque con independencia de un lenguaje contemporáneo tan común en los jóvenes, la pieza evoca música muy incidental, nada más, aunque con notables efectos expresivos”.
“Y finalmente por lo que ve al breve recital de ópera ofrecido después del intermedio por la destacada soprano Tonantzin Ortega, resultó contrastante con la obra de estreno, destacando el lirismo sublime de la ópera italiana y lo festivo del fragmento de zarzuela española con lo que cerró la noche. El timbre claro y la técnica de la artista, se mostró firme ante un repertorio tan difícil con fragmentos de Bellini y de Puccini, que demandan gran capacidad artística al intérprete. Ojala que algún día podamos apreciar a Tonantzin Ortega en una puesta en escena, lo que para la ópera es indispensable, y por ello, juzgar el talento de un intérprete en un simple recital siempre será incompleto. La capacidad la tiene”.
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