La Educación Pública superior en México, algunos dilemas en su cobertura y su falta de planeación participativa y de carácter prioritario. El caso de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.
La realidad ha demostrado que el antídoto contra el subdesarrollo es la educación.
En los Estados Desarrollados se cuenta con las mejores universidades del mundo –con algunas excepciones-, y, en la mayoría de ellos, esas Universidades son públicas, subvencionadas por el Estado, tanto para formar profesionistas, como para especializar a científicos y tecnólogos de alto nivel, en todas las áreas del conocimiento humano. La educación, basada en la ciencia y tecnología, es el mejor antídoto contra el subdesarrollo.
Hoy, por ejemplo la UNESCO, máxima autoridad en materia de educación de la ONU, en la Agenda de Educación Mundial 2030, señala que la educación debe consolidar la paz, erradicar la pobreza y generar el desarrollo sostenible, para ello, se emitió el Marco de Acción de Educación 2030 (FFA por sus siglas en inglés), figurando entre sus metas, la educación preescolar, primaria y secundaria universal, así como el acceso igualitario a la educación técnica/profesional y superior, para acceder a un trabajo decoroso, con lo cual se asegura una vida digna, como derecho humano consolidado.
Los datos del primer mundo son notoriamente diferenciados en relación con México, por ejemplo, en Alemania, se destina alrededor del 5% del PIB a educación. Cifra similar destinan España, Bélgica y los Países Bajos, Finlandia.
En México, a pesar de que el gasto es de alrededor del 5% del PIB, en principio, debe decirse que nuestro PIB es mucho menor en relación con el de Alemania, y, por otra parte, gran parte de ese financiamiento público se queda en estructuras administrativas o sindicales, pero no llega directamente al aula docente.
En la OCDE, México, se encuentra por debajo del promedio en inversión educativa por alumno, como se aprecia del siguiente cuadro:
Nivel Educativo.
Gasto Promedio OCDE (por alumno).
Gasto México (por alumno).
Primaria.
$8,200 Dólares.
$2,600 Dólares.
Educación Media.
$9,500 Dólares.
$3,000 Dólares.
Educación Superior.
$15,000 Dólares.
$8,100 Dólares.
Fuente: Elaboración Propia.
En la lucha de independencia, uno de los problemas fundamentales de nuestro País, fue la casi nula ausencia de científicos y tecnólogos que permitieran el desarrollo en México, en todas las áreas de la ciencia y tecnología. La carrera por la revolución industrial exigía –más en la actualidad- de la aplicación del conocimiento en cualquier rama de la producción de bienes o servicios. Esto dio lugar a que, en la Constitución de 1857, se incluyera un sistema de educación pública, basado en el conocimiento científico y tecnológico, como base para el desarrollo económico, político y social de México, bajo el lema de que un País sin científicos y tecnólogos está destinado al fracaso.
Emulando la Constitución de 1857, la de 1917, incluyó el artículo 3º, destinado a la educación pública, y fomentándola a partir de una vocación científica y tecnológica, poniendo como eje central la educación pública de nivel superior.
En este contexto, conviene precisar que en el año de 1438, se erigió el Real y Pontificio Colegio de San Nicolás Obispo, en la hoy ciudad de Pátzcuaro, Michoacán, como la primera institución de educación superior en América. Después de varias centurias, se convirtió en el Primitivo y Nacional Colegio de San Nicolás de Hidalgo, como cimiente, en 1917, de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, la primera universidad del México postrevolucionario.
Esta universidad heredó los principios de Don Vasco de Quiroga, el humanismo, además, de su sistema básico, el bachillerato, así como dos escuelas adosadas, la de medicina y la de jurisprudencia.
Actualmente la Universidad Michoacana cuenta con más de 35 escuelas, facultades e institutos de investigación, con cuatro unidades profesionales (Icampus fuera de la ciudad de Morelia) y con sistemas abierto y a distancia, además, de continuar con el bachillerato Nicolaita. Todas las licenciaturas están acreditadas en niveles por arriba de la media nacional, la mayoría de posgrados pertenecen al sistema de Programa Nacional de Posgrados de Calidad de Conacyt. En fin, la Universidad educa desde el nivel medio superior, profesional y posgrado, realiza investigación científica, y, divulga y difunde la ciencia y la tecnología, además de realizar tareas de extensión univesitaria.
Cabe mencionar que su carácter no es Estatal, ni siquiera regional, dado que en los años setenta y ochenta muchos Mexicanos del norte del País, egresaron de sus aulas, hoy compañeros de Chiapas, Oaxaca, Guerrero, Guanajuato y otros Estados, incluso extranjeros, han pasado y se han graduado en estos recintos universitarios.
Es una universidad con un alto grado de profesores reconocidos en la investigación, con perfil deseable para la docencia.
En conclusión, la universidad Michoacana, ha evolucionado para cumplir con el fin para el cual fue instituida: generar desarrollo social a partir de aquellas personas que tuvieran la necesidad de aprender, con independencia de su estrato económico y su posibilidad pecuniaria.
En la universidad Michoacana el costo por alumno es de alrededor de 50,000 pesos por año, una suma mucho menor a otras universidades o instituciones de educación públicas del País y, desde luego, mucho menor a las universidades privadas de bajo costo –que oscilan entre 75,000 y 85,000 pesos por año-.
No es una universidad cara, como se ha afirmado, es una de las de menor inversión pública. Y nótese que se dice inversión, no gasto, en tanto que cualquier recurso que se destine a educación es una inversión, de naturaleza humana o social, pues tiende a transformar vidas, para otorgarles dignidad humana, como principio fundamental.
Aunque, debe subrayase que la Universidad enfrenta serios retos, algunos de ellos son los siguientes:
• Líderes sindicales anquilosados que ya no responden a las bases gremiales, incluso, tienen una agenda diferente a sus agremiados.
• Contratos Colectivos con algunas prestaciones que no están acordes con la realidad.
• Una “clase política” dentro de la Universidad que no permite el acceso a cualquier profesor que cuente con méritos a cargos directivos y que, no ha estado a la altura de las necesidades de la Casa de Estudios.
• Una estructura Administrativa ineficiente y con demasiada carga de trabajadores.
• Gastos excesivos de funcionarios medios y altos, que no tienen tabuladores ni controles.
• Sistema de licitaciones, compras y adquisiciones sin controles y con ausencia de transparencia.
• Falta de transparencia en el ejercicio del recurso público.
• Carencia de transparencia en el ejercicio del recurso propio, generado con las actividades universitarias.
• Falta de gestión adecuada, pertinente y oportuna.
• Sistema de Pensiones no adecuado a la realidad actual.
• Una ausencia de planeación administrativa.
• Falta de solidaridad en la comunidad universitaria.
En resumen, a nuestro País, aún le falta un largo trecho para invertir en educación pública en todos sus niveles, sobre todo en el apartado de educación superior, en donde todavía debe alcanzarse, por lo menos, la media de la OCDE.
La universidad Michoacana, tiene rubros en los que tiene áreas de oportunidad para crecer y transformarse, sin embargo, la inversión pública es menor a la de otras universidades públicas de México o universidades privadas de bajo costo, cuando la calidad educativa está acreditada y, se atiende a alumnos de todo México, e incluso del extranjero.
Los argumentos de que es una universidad cara y totalmente ineficiente no son verídicos, aunque sin enfrenta retos actuales –que no existían hace 30 años de la última reforma universitaria- que la motivan a cambiar algunos aspectos de su quehacer cotidiano, como eje social del Estado de Michoacán y de México.
Lo que suceda a la Universidad Michoacana será un horizonte para las demás universidades que tienen problemas similares.
Si hay otras universidades en la misma situación, es necesario que la sociedad Mexicana ponga su vista en resolver de forma rápida tales problemas, para garantizar la educación pública superior como derecho humano indispensable para alcanzar una vida digna, y, que, el acceso a ella sea universal e igualitario.
Para ello, resulta indispensable que los Planes de Desarrollo –Federal y Estatales- le asignen al rubro educación y, particularmente, a la de nivel superior, de política pública prioritaria y que, en dicha planeación, se generen presupuestos participativos, en colaboración con las entidades interesadas, como lo mandata la Ley General de Planeación, lo que, hasta la fecha no ha sucedido y, por ello, se tiene a las instituciones en una situación difícil.
Hoy, es necesario visualizar como problema grave de derechos humanos la falta de presupuestos suficientes para las instituciones de educación pública de nivel superior y, bajo esa óptica, iniciar a trabajar en su solución, obviamente por la comunidad universitaria, pero, también por los diversos órdenes de gobierno y, con el apoyo de la sociedad, última afectada por la falta de oportunidad de acceder a la educación y, por medio de ella, a una mejor vida.
Laborissmo seguirá informando…