El amor es una fuerza que nos elije cuando de enamorarse de una pareja se trata, porque llega sin pedir permiso, te atrapa, te somete, te vincula, te une; y no siempre es con la persona más adecuada o que te corresponde, quien es correspondido de la persona amada, tiene una gran bendición.
El desamor es una herida tan grande, que se lleva con mucho dolor, abre un agujero que nos drena la energía, toca vínculos primarios que nos hacen vulnerables, quebrantables y frágiles, como el rechazo, abandono, injusticia o violencia en la infancia.
Tantas veces nos preguntamos ¿porqué tenemos apego con una persona? que aunque sintamos mucho amor, sabemos que no es apta para llevar una vida sana a su lado y no nos podemos separar.
Pues ante ello gobiernan distintos factores, todos enfocados a vacíos emocionales en los que se busca seguridad, atención, cuidado, acompañamiento, validación, protección, amor, reafirmación, aceptación; y justo en esa persona amada, el inconsciente detecta que porta esa cualidad que en la carencia se busca. Luego entonces nos estacionamos en esa persona con la esperanza de que nos puede rescatar, sacar de ahí, del abandono, del pánico a la soledad, de la añoranza de ser aceptado o amado. Todas estas son dinámicas ocultas, que están en lo profundo, son dolorosas y por eso el inconsciente lo guarda para poder seguir en la vida.
De estos apegos, un porcentaje menor de casos, puede estar también relacionado con vínculos de experiencias de otras vidas, donde el trauma de separación vivido es de alto impacto y esa memoria ha trascendido y sigue activa, en estos casos se dice que puede tratarse de asuntos del Karma, que aunque sea así, también tiene solución.
Ahora vamos al ejercicio para soltar esa pareja:
Imagínela frente a tí y en un diálogo interno dígale “a partir de ahora acepto que te vayas, te suelto, te dejo ir, acepto que no regresarás, te pido que me des tiempo, poco a poco, a mi ritmo, pero sí te dejo ir, no me quedo con nada tuyo, te entrego a la puerta por la que llegaste, te entrego lo que es tuyo y me quedo con lo que es mío. Me llevo mis ilusiones, expectativas y promesas, de ellas yo me hago cargo.
Te agradezco todo lo bueno que dejaste en mi vida, buenos momentos, alegrías, porque sólo un amor como el que siento por ti, es capaz de moverme a mirar lo que tengo pendiente por resolver.
Acepto que no te quedes a mi lado, tu desamor, no define lo que yo soy, ahora decido continuar mi vida.”
Escrito por Silveria Camacho Estrada. 31 de diciembre 2016

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