Esta frase viene a colación, porque parece que mucha gente prefiere comprar la idea que se les ha vendido desde el inicio de la contienda electoral: darle la oportunidad a alguien “distinto”, aunque sepamos que no es el mejor.
Ayer en el Tercer Debate Presidencial, quedó muy en claro quién tiene más conocimiento de cifras y propuestas concretas.
Cómo Comisario del Foro: Política y Sociedad me permito compartir las conclusiones vertidas por los miembros de dicha organización. Claro aportando mi opinión personal.
Ni siquiera el tecnócrata, que se la pasa haciendo números todos los días, tiene tan claro cuál es el camino que nuestro País requiere para salir del atraso en el que nos encontramos.
No obstante, parece que la gente persiste en su intención de pensar que alguien que se dedicó a arrinconarse dentro del ring, para evitar ser golpeado y que finalmente terminó siendo “vapuleado”, puede llegar a ser una opción viable para transformar a México.
Cierto es que, ayer, a diferencia de los dos anteriores debates, vimos a unos panelistas que estaban decididos a hacer que las preguntas fueran respondidas.
Y que incluso fueron más allá, dándole uno que otro “manotazo” de réferi a “ya saben quién” para que se decidiera a responder ante las preguntas formuladas.
Ahora no le fue tan fácil como en las anteriores ocasiones, escudarse en sus dos frases favoritas “la corrupción” y “la mafia del poder”.
Se le vió visiblemente incómodo, cuando le sacaron sus “trapitos al sol”, con el tema de su especialista para la construcción del aeropuerto, que, al no ser considerado para el mismo, se ha dedicado a despotricar contra su edificación.
Pero fue claro que en esta ocasión el candidato del Cambio por México, sabía que era su última oportunidad y no la desaprovechó, arremetió con todo para evidenciar la colusión que presume existe entre dos contrincantes: “ya saben quién” y “el tecnócrata.
No obstante, nos encontramos ante una triste realidad: nos hemos convertido en un país de ciegos, en donde preferimos ocultar la mirada ante lo que nos resulta incómodo.
En donde creemos que la solución es “perdonar” a quienes nos agreden en lugar de aplicar la justicia en aras de evitar que la historia se repita.
Y es que hemos entendido mal la propia Enseñanza dejada por el Maestro de todos los tiempos: “El no quiso decir, si te golpean una mejilla pon la otra” en el sentido literal de la expresión. Él fue más allá, haciéndonos ver que para evitar ser objeto de la siguiente agresión, debíamos aprender a estar por encima de esa agresión, sino recuerden que hizo con los que intentaron apedrear a una mujer: ¿no los exhibió acaso para que todo mundo supiera de sus pecados?
Y con esto no pretendo parecer un experto en el manejo de las enseñanzas cristianas, que no lo soy.
Simplemente, presentar ante ustedes, un panorama distinto del que les han vendido.
¿Creen que acaso las cosas cambiarán con simplemente cerrar los ojos y pensar que no ha pasado nada?
Parece absurdo que se considere eso como una posibilidad.
Es como si pudiéramos decir: “Ah te metieron zancadilla intencional, como para expulsarte del partido, pero no pasa nada, sigue jugando, al menos sigues vivo”.
Es confuso entender la forma en cómo las personas están asimilando su idea de cambio:
Por un lado: Intolerancia total contra los que hasta ahora nos han gobernado.
Por otro lado: Todas las oportunidades para quien dice que va a cambiar la historia…
Y lo cierto es que esto lo único que nos revela es el nivel de ceguera en que nos encontramos.
¿Cómo podemos ser capaces de pensar que alguien que se concreta a presumir las encuestas, en lugar de demostrar que es digno de ese reconocimiento, podría hacer algo por cambiar nuestro País?
Y al que tiene ideas novedosas, que plantea propuestas concretas, que nos aporta frescura y deseos de cambio, lo desdeñamos porque alguien dice –sin demostrarlo- que es un corrupto.
Quizá por eso le han funcionado tanto sus “gastadas frases” a “ya saben quién”, sin embargo, vimos que, en el debate de ayer, claramente, cuando se le abordó de frente el tema del plebiscito, olímpicamente lo ignoró.
Pero quizá aquí el único ciego sea este humilde servidor.
El tiempo que nada oculta y todo termina por mostrar, nos lo dirá…
Israel Ascencio Cadenas
Comisario Foro Política y Sociedad