Las Extrañas Costumbres de las Mujeres en la Edad Media.
Las costumbres de las mujeres en la Edad Media variaban significativamente según su estatus social, región y contexto cultural,

pero algunas prácticas se destacan por su singularidad y la percepción moderna de que eran “extrañas”. Aquí te menciono algunas de las más curiosas:
1. La Moda del Ceñidor.
Una de las costumbres más llamativas era el uso de los ceñidores o cinturones de castidad. Aunque su existencia ha sido objeto de debate, la idea popularizada es que estos dispositivos metálicos se utilizaban para evitar que las mujeres fueran infieles o víctimas de asaltos sexuales mientras sus esposos se encontraban en la guerra o ausentes. Si bien las evidencias de su uso real son escasas, la sola idea refleja una obsesión medieval con el control de la pureza femenina.
2. Cubrirse el Cabello.
El cabello femenino era considerado un símbolo de poder y sensualidad, por lo que las mujeres casadas debían cubrirlo en público como señal de modestia y virtud. Usaban velos, cofias o tocas que podían variar en complejidad según la clase social. A las mujeres solteras, en cambio, se les permitía llevar el cabello descubierto, lo cual las identificaba como disponibles para el matrimonio.
3. Los Cinturones de Parto.
Las mujeres embarazadas solían llevar un “cinturón de parto”, que a menudo tenía inscripciones o símbolos religiosos. Se creía que estos cinturones, a menudo bendecidos por la iglesia, ayudaban a proteger a la mujer durante el parto, un evento peligroso en aquella época. Estos cinturones eran considerados amuletos que podrían invocar la protección divina durante el proceso.
4. El Baño y la Higiene.
En la Edad Media, la higiene personal era vista de manera distinta a la actual. El baño completo del cuerpo no era una práctica común, en parte por la creencia de que el agua caliente podía debilitar el cuerpo y abrir los poros a las enfermedades. En lugar de ello, las mujeres de las clases altas usaban perfumes y esencias para enmascarar los olores corporales. El lavado de manos y de la cara sí era habitual, pero los baños completos eran poco frecuentes.
5. La Costumbre de Sangrarse.
Tanto hombres como mujeres practicaban la “sangría”, que consistía en drenar parte de la sangre del cuerpo para equilibrar los humores (líquidos corporales que, según la medicina medieval, determinaban la salud). Para las mujeres, esto a veces se hacía como tratamiento para dolencias relacionadas con la menstruación o problemas de fertilidad. Se pensaba que el exceso de sangre causaba enfermedades, por lo que se recurría a sangrados controlados.
6. Roles Religiosos y Místicos.
Muchas mujeres medievales desempeñaban papeles religiosos importantes, como monjas, abadesas o incluso místicas. Algunas eran consideradas “anacoretas”, lo que implicaba que vivían aisladas en pequeñas celdas o cuevas, dedicadas completamente a la oración y el ayuno. Estas mujeres se alejaban voluntariamente de la sociedad y, en algunos casos, se autoflagelaban como muestra de devoción religiosa.
7. El Matrimonio Concertado.
Los matrimonios eran, en la mayoría de los casos, contratos sociales y económicos. Las mujeres, especialmente en las clases altas, no tenían control sobre con quién se casaban, ya que las uniones se organizaban para consolidar poder o fortunas familiares. En muchas ocasiones, las niñas eran prometidas desde la infancia y enviadas a vivir con la familia del esposo años antes de casarse oficialmente.
8. El Uso de Plomo en el Maquillaje.
Las mujeres medievales de clase alta empleaban maquillaje, pero no al estilo moderno. Para lograr una piel pálida, símbolo de estatus y nobleza, se aplicaban productos que contenían plomo o mercurio, ingredientes altamente tóxicos que con el tiempo podían causar graves problemas de salud. Estas mujeres ignoraban los peligros de estos ingredientes y consideraban que una tez pálida las hacía más bellas y refinadas.
9. El Parto en Público.
En algunas cortes medievales, los nacimientos de los herederos reales eran eventos públicos, en los que numerosas personas presenciaban el parto para asegurar que no hubiera falsificaciones o cambios de bebé. Aunque no era una práctica común en todos los estratos sociales, sí lo era entre la realeza y la nobleza, donde los herederos varones eran de gran importancia.
10. El “Velorio de Bodas”.
Una costumbre peculiar era que, en algunas culturas medievales, se celebraba un “velorio” tras la primera noche de bodas para asegurarse de que el matrimonio había sido consumado. Las sábanas manchadas de sangre eran presentadas como prueba de la virginidad de la novia, lo que demostraba que el matrimonio era legítimo. Esta práctica, además de intrusiva, reflejaba el fuerte control sobre la vida íntima de las mujeres.
11. Amuletos y Supersticiones.
Muchas mujeres medievales eran profundamente supersticiosas y llevaban consigo amuletos para protegerse de todo tipo de males. Estos objetos incluían desde pequeños relicarios con restos de santos hasta piedras y hierbas consideradas mágicas. La medicina y la magia estaban a menudo entrelazadas, y las mujeres solían recurrir a curanderas y herbolarias para tratar enfermedades o problemas personales.
12. El luto Excesivo.
Las normas sobre el luto eran estrictas y, en muchos casos, duras. A una viuda, por ejemplo, se le exigía llevar luto durante largos períodos, a veces años, usando ropa negra o gris y evitando cualquier tipo de celebraciones sociales. Además, la viuda podía ser excluida de la vida social si mostraba signos de felicidad antes del tiempo estipulado de duelo, lo cual era visto como una falta de respeto al fallecido.
Estas costumbres medievales revelan un contexto cultural donde las normas de género y las creencias religiosas ejercían una influencia poderosa sobre la vida de las mujeres. Si bien muchas de estas prácticas nos parecen extrañas hoy en día, reflejan las preocupaciones y creencias profundamente arraigadas de una época marcada por la superstición, la religión y el control social.