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Centro Histórico 360
Crescencio Cárdenas Ayllón
–La crisis le pega al gordo: Auditoría recomienda liquidar a LoteNal
–De ser así, a los mexicanos sólo quedará La Virgen de Guadalupe
–La mala administración y las muchas loterías autorizadas la causa
–Personal de confianza y miles de billeteros podrían ir a la calle
–De la siembra de temporal, la Lotería Nacional y la Virgen de Guadalupe
sólo quedará a los mexicanos la Guadalupana

¡Qué lejos parecen haber quedado aquellos tiempos en que cuando se hablaba de las carencias y de los grandes valores de los mexicanos en la actualidad de los primeros las cosas no han cambiado, digamos de hace algo así como más de setenta años, ya que son los mismos problemas y las mismas carencias de entonces inseguridad, carencia de lo productos básicos, especulación en todas las áreas, la corrupción de funcionarios y políticos, el enriquecimiento inexplicable de familias y el consiguiente empobrecimiento explicable de millones de ciudadanos, y la letanía de engaños a la población y hasta asuntos como los de la escaces de agua, la acumulación de la basura, la falta de alumbrado y los timos con la energía eléctrica, ah pero disque el petróleo era nuestro, decían a voz en cuello todos pregoneros oficiales y oficiosos del gobierno.
Y para los pobres los tres únicos valores en los que cifraban sus esperanzas y anhelos para salir de la miseria y de la pobreza que ya empezaba a sumar millones de personas solo había esos tres dos a cual más de importantes y venerados: La Virgen de Guadalupe, la siembra de temporal y la Lotería Nacional.
De esas la que perdura y acrecienta sus seguidores y devotos es la Guadalupana porque la pobreza despierta más la fe entre los mexicanos por sus milagros, de la segunda ya ha quedado totalmente rezagada porque los modernos sistemas de riego y la construcción de bordos y presas de tipo particular han acabado con ese tipo de siembra y de la Lotería que antaño erra una abierta esperanza de obtener premios, aunque muchos decían que la compra de cada “cachito” era el impuesto de los pobres, está a punto d desaparecer.
La conseja popular comenta que con el tiempo muchos de los que fueron directores de esa noble institución fuero minando su eficacia que era considerada una de las caja chicas del gobierno para subsanar deficiencia en los servicios de salud y de atención a los más necesitados, según rezaban sus promociones y anuncios de toda su existencia, porque algunos billeteros comentaban historias de que personas cercanas al presidente de la República en turno obtenían premios hasta sin comprar billetes y una anécdota daba cuenta de un gobernador pidió ayuda económica para una obra a un presidente y ante la falta de recursos el mandatario le dio un “entero” para un sorteo y ¿qué creen? casualmente salió con el premio mayor.
Otros casos muy comentados en su momento fue el hecho de que hubo funcionarios y políticos que también fueron bañados, beneficiados pues, por la Diosa Fortuna con el premio mayor de varios sorteos y el motivo fue que adquirían billetes premiados a auténticos jugadores de Lotenal y les compraban los billetes sin descontarles los impuestos correspondientes y luego acudían prestanombres a cobrarlos. Pero en el inter la venta y la confianza fueron depreciando el producto y los billeteros –que eran los verdaderos promotores de las venta en la calle–, gozaban con ello de buenos porcentajes y excelentes prestaciones empezaron a ver que bajaban las ventas de billetes y con ello su situación se hacía cada vez más difícil y complicada.
Durante muchos años esos billeteros eran fácilmente identificados ya que portaban uniformes con las siglas y colores de la lotería y se desplazaban por todos los rumbos de la ciudad y del país, pero también fueron víctima de robos y de asaltos pues se sabía que portaban el producto de sus ventas, entonces decidieron no volver a usar uniformes y vestir con sus prendas de diario. Este gremio fue bajando su importancia y sus ventas se fueron al suelo a pesar de las grandes promociones y el elevado gasto en publicidad de la institución.
Hasta la fecha este gremio ha sido mermado por sindicatos blancos manejados por los directores y sus prestaciones son cada vez más escasas y pesa sobre ellos, al igual que ocurre al resto del personal administrativo y de confianza de la Lotería Nacional la espada del despido injustificado utilizando trampas y argucias legaloides para dejar indefensos a los trabajadores principalmente en las tres últimas administraciones.
Así pues a los pocos trabajadores que sobrevive cuál será lo que el destino y la pésima administración actual encabezada por un junior priista les depara al igual que la “suerte” de los billeteros, pero también es importante mencionar a los mexicanos que aún creen en que la veleidosa fortuna les caerá desde lo alto del edificio “ El Moro“ sede de la institución y no saben cuál será la situación real que enfrentarán con la novata e inexperta administración.
A todo esto deben agregar la serie de sorteos y loterías autorizadas por la Secretaría de Gobernación –responsable de juegos y sorteos–, a empresas de particulares y consorcios de dudosa reputación y que han inundado el mercado en detrimento de esa institución que tanta esperanza despertó entre los mexicanos.
a LOTENAL tiene su origen en la época colonial, cuando el Rey Carlos III de España expide en abril de 1769 por mandato real, el que se implante de manera oficial la lotería en la Nueva España, denominándosele “Real Lotería General de la Nueva España”; su reglamento se emitió en 1770 y el primer sorteo se celebró el 13 de mayo de 1771 por un monto de 84,000 pesos.
En 1960, las utilidades de la Lotería Nacional se entregaron a la Secretaría de Salud, la cual por conducto del Patronato de Asistencia Pública las distribuye en obras de tipo asistencial, así como en construcciones y desayunos escolares. Actualmente la LOTENAL es un organismo descentralizado de la Administración Pública Federal bajo coordinación de la SHCP, con personalidad jurídica y patrimonio propios. Sus actividades se encuentran normadas por su Ley Orgánica y su Reglamento Interior publicados en el Diario Oficial de la Federación el 14 de enero y 24 de julio de 1985 respectivamente.
De acuerdo a su Ley Orgánica, el propósito principal de la LOTENAL es la obtención de recursos financieros para destinarlos a la asistencia pública, los cuales obtiene a través de la celebración de sorteos con premios que se pagan en efectivo y basados en los billetes que adquieren los concursantes.
Pero lo de la Asistencia Pública es una fantasía que ni Walt Disney pudo descifrar.
El golpe letal parece estar cerca para Lotenal
La Lotería Nacional está en crisis. Lejos de aportar recursos para apoyar actividades de asistencia pública, objetivo para el que fue instituida en 1920, ha tenido que recibir dinero del gobierno federal para cubrir su déficit y seguir operando.
Es tal la crisis que la Auditoría recomendó a la Secretaría de Hacienda proponer al presidente Enrique Peña Nieto extinguir a la Lotería Nacional.
De acuerdo con el análisis de la Cuenta Pública 2015, la venta de cachitos ya no le alcanza a la Lotenal. En 2015 no registró utilidades, por el contrario tuvo un déficit de 566.4 millones de pesos, por lo que el gobierno federal le transfirió 527.6 millones de pesos. La pérdida total al cierre del ejercicio fiscal de ese año fue de 38.8 millones de pesos.
La Auditoría concluyó que la Lotería “no aportó recursos para apoyar económicamente las actividades a cargo del Ejecutivo Federal en el campo de la asistencia pública, por lo que no se ajustó a su mandato”.
La razón, de acuerdo con el análisis, es la baja en las ventas de billetes de lotería. Las razones de que cada vez sean menos los cachitos y series vendidas son la insuficiente publicidad para promocionar la venta de productos, la carencia en la expansión de la fuerza de ventas y la falta de realización de sorteos por no contar con un plan de contingencia.
La ASF señaló a los gastos de operación como otra de las causas de la falta de utilidades en 2015. Ese año la Lotería ejerció 2,205.8 millones de pesos por costos de operación, esto fue 18.2% más a lo presupuestado originalmente para ese rubro que era de 1,866.9 millones de pesos.
Pero esta crisis empezó años antes. De acuerdo con la Auditoría, desde 2009 la Lotería no ha aportado recursos para programas de asistencia social, y a partir de 2011 el gobierno federal le ha transferido recursos para apoyar su operación.
Entre 2009 y 2015 la Lotería Nacional tuvo pérdidas por 1,665.7 millones de pesos, pues mientras sus gastos ascendieron a 39,680.4 millones de pesos sus ingresos fueron de 38,014.7 millones de pesos.
Sus deudas también están afectando la suficiencia financiera. La Lotería Nacional debe 81 pesos de cada 100 que recibe; en 2005 esta deuda correspondía a 58.7 pesos de cada 100. La solvencia de la Lotería cayó 45%, pues en 2005 contaba con 2 pesos por cada peso que debía de pagar en el corto plazo y, en 2015, registró 1.1 pesos por cada peso en obligaciones.
Otra Historia de triunfo y especulación
Atlanta 96 significó la peor humillación en la historia del deporte olímpico de la Gran Bretaña. Un equipo plagado de estrellas terminó en el lugar 36 del medallero, con sólo una presea de oro. La prensa calificó la actuación como “ridículo legendario”, y algunos atletas fueron insultados en las calles.
Veinte años más tarde, el equipo británico va a terminar por encima de China en el medallero olímpico, en lo que constituye una sorpresa mayúscula, pero que es consistente con su espectacular ascenso desde aquellos Juegos donde tocaron fondo. ¿Qué pasó? ¿Cómo se pudo operar ese cambio?
La solución fue sorprendentemente simple. En 1997 el gobierno de la isla determinó que un porcentaje de los ingresos de la lotería nacional iría destinado a la preparación de los atletas olímpicos y creó una oficina para ello. Nada más. La gente empezó a comprar billetes en masa y el destino del deporte cambió. En estas dos décadas, el presupuesto olímpico británico pasó de 20 millones de libras a 274 por ciclo olímpico.
¿Puede México hacer algo así? Podría ser. Se necesita para ello que pasen tres cosas, por lo menos. En primer lugar que el gobierno se decida. La Lotería Nacional en el país tiene fines sociales. No se llama “Para la Asistencia Pública” nada más porque sí. Sería injusto quitarle el dinero a quienes lo necesitan. Pero sí se podrían crear sorteos especiales para el deporte o pensar en mecanismos específicos.
En segundo lugar, la oficina que maneje los fondos tendría que ser auditable y estar alejada de la habitual corrupción que plaga a las organizaciones del país. Algo que, me temo, no está del todo al alcance de nuestro gobierno actual (o de los pasados, o de los futuros). Pero aún si el dirigente de turno se robara, inevitablemente, una parte, los atletas tendrían más ingresos y mejor preparación.
En tercero, tendría que haber un protocolo claro de repartición. Qué va para quién y por qué. Y parámetros específicos para que los atletas califiquen y entren en los rangos. Haría falta una verdadera planeación y un trabajo serio, de alguien que no esté relacionado ¡por favor! con alguno de los inefables organismos que manejan el deporte en el país.
Por supuesto, un porcentaje de la lotería no es, ni mucho menos, la única solución. Le funcionó a los británicos, pero lo que hay que aprender es que el financiamiento puede llegar de muchas maneras, tanto del gobierno como de la iniciativa privada. Y en ese segundo caso, la persona a la que se debe voltear a ver es Carlos Slim.
A nadie ha afectado más el fracaso de Río 2016 que al magnate mexicano. Por primera vez en la historia, los Juegos Olímpicos se transmitieron a través de una empresa ajena a los dos grandes participantes del mercado mediático en México. La apuesta de Claro Sports era grande, se trataba de su entrada real en el mundo deportivo, y un durísimo golpe a Televisa y TV Azteca.
Los constantes fracasos mexicanos han, sin embargo, menguado el interés en la justa. Si, para la mitad de los Juegos, México hubiera cosechado ya una buena cantidad de medallas, todos los habitantes del país estarían pegados a sus televisiones (o tablets, o teléfonos), esperando la siguiente competencia. En un país ávido de buenas noticias, los fracasos deportivos han sido tomados como afrentas personales.
Los derechos de los Juegos Olímpicos Tokio 2020 aún no han sido atribuidos, pero ya Arturo Elías Ayub ha declarado el interés de América Móvil por seguir transmitiendo eventos del COI. Si eso es cierto, Slim, competidor como ninguno, no puede arriesgarse a otro ridículo como el sucedido en estas semanas.
Telmex, propiedad de Slim, es uno de los patrocinadores más importantes del deporte olímpico, pero a través del Comité Olímpico Mexicano. Se comporta como una empresa normal, no como el verdadero impulsor del cambio en el deporte del país -como hizo con el automovilismo en el pasado-. Haría falta mucho más, ya sea creando un fideicomiso específico controlado por alguien intachable, o por un mecanismo como el de la lotería que también resulte negocio para el multimillonario.
Para poder cambiar su suerte olímpica, México necesita dinero. ¿Nada más? Esencialmente sí. Más dinero equivale a mejores instalaciones, mejores entrenadores, mejor preparación y mejores atletas. Con más dinero, bien repartido, los directivos se vuelven menos importantes.
La llave está en manos de quien quiera tomarla, Slim, la lotería, el gobierno, quien sea, pero alguien tiene que hacerlo. Río 2016 tiene que ser el principio de un cambio en el deporte mexicano como lo fue Atlanta 96 para los británicos. De otro modo correremos la suerte de otro país que hizo un ridículo histórico en aquellos Juegos y que veinte años ha obtenido exactamente los mismos resultados.
Por lo demás, todos estamos bien.
ctacamba@yahoo.com.mx
( CCA 18-02-2017)