Por: José Antonio Sánchez
La historia se repite, pero está vez; con otros protagonistas y un nuevo eslogan, que dista mucho de su propio adoctrinamiento.
Hace unos años, el país se escandalizaba con la llamada “Estafa Maestra” de Peña Nieto, donde se develo un cúmulo de sorpresas que señalaban a universidades fantasma, contratos inflados y 7 mil millones de pesos que se esfumaron en la nada, en verdad que fue un escándalo monumental, digno de titulares y de discursos indignados, donde en aquellos tiempos, la oposición (hoy administración) rajó leña a discreción… Hoy demuestran que no es lo mismo ser borracho que ser cantinero y ponen la mano, cuando sienten que les llega el cinturonazo.
Hoy, en pleno gobierno de la autoproclamada “Cuarta Transformación”, esa cifra parece dinero de propina; por que el flamante “huachicol fiscal” :una red de factureras y evasión tributaria, ya superó los 170 mil millones de pesos. Sí, ciento setenta mil millones a la vista de todos los mexicanos. Pero curiosamente, nadie está en prisión, nadie denuncia, y nadie se atreve a tocar el tema, simple y sencillamente porque ahí pueden salir también embarrados o desterrados del grupo que se rije por no mentir, no robar y no traicionar… ¡Que les crea su abuela!
La cosa es simple ¿para qué investigar cuando el partido en el poder controla las fiscalías, las auditorías y los organismos que deberían fiscalizarlo? Morena aprendió bien la lección: la mejor forma de acabar con la corrupción es monopolizar la justicia y así hacer uso de los tres poderes a discreción, total el pueblo bueno y sabio, con recibir las migajas que les da; jamás dirá nada, aunque todo el país este desquebtajado.
Mientras tanto, desde el púlpito de las mañaneras se predica la honestidad valiente (aja) se sataniza a los “conservadores corruptos” y es que en verdad son muchos en la imaginación de la nueva mafia del poder. Se celebra una transformación que, en los hechos, solo cambió los rostros del nuevo régimen. Los vicios, las mañas y los desvíos siguen exactamente en el mismo lugar… aunque ahora vistan guinda y busquen ser canonizados, porque lo que era malo en otras administraciones, ahora solo se le agrega el nombre “Bienestar” y asunto arreglado.
Y es que en realidad el “cambio verdadero” terminó siendo un eslogan más para la historia política mexicana: pegajoso, útil en campaña y completamente inservible en la realidad, porque resultó ser la misma chiva; solo que ahora es revolcada y recargada (ni que fuera La Matrix) Porque la corrupción y el nepotismo no se extinguió, solo es cuestión de ver a la familia Batres, Monreal, Alcalde y algunos otros que se me pasan, pero en síntesis, toda la basura que señalaron simplemente se transformó… tal como prometieron: en una administración de cuarta.