Esta falacia es digna de reflexión a la luz de los recientes acontecimientos que estamos viviendo.
¿Será que puede juzgar quien no ha sido pasado por el escrutinio público nacional, a quienes han detentado esa responsabilidad?
Dice G. Dworkin, que: “dos ladrones están cometiendo un robo, y que el de más edad le dice a su compañero que aquello que está haciendo, robar, es incorrecto, moral y jurídicamente. El ladrón más joven, sorprendido al escuchar esta reprensión contesta a su compañero, no sólo que él está haciendo lo mismo, sino que es un ladrón habitual con más años en esa profesión y que por ese motivo, no tiene el derecho de formularle esa crítica”. Fuente: Obra: “¿Pueden las malas personas ser buenos jueces?” Autor: Jorge F. Malem Seña.
Así de delicada es la situación de desprestigio en que se encuentran los aspirantes a detentar un cargo público en nuestro País.
Lo cual, indudablemente, genera en nuestra Sociedad, serias dudas en la decisión a tomar.
Por ello, es importante considerar la gran trascendencia que tiene, ir al rescate de los valores morales de nuestra Sociedad.
Y quizá esa pueda ser la línea de pensamiento más asertiva a la hora de decidir.
Porque, es finalmente, este, el punto en el cual se descubrirán las verdaderas intenciones que se tengan en esta difícil responsabilidad.
Pero no una doble moral, sino una a toda prueba, en donde pueda realizarse un agudo y concienzudo escrutinio sobre el proceder de cada uno de ellos.
Sin embargo, aunque esta responsabilidad recae en nosotros como Sociedad, para ello se requiere apartarnos de los Dogmas.
Cosa a la cual muchos no estaremos dispuestos, ya que implica trabajo y estudio y muchos preferirán apostarle “al menos malo”.

Israel Ascencio Cadenas
Comisario Foro: “Politica y Sociedad”

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