Por Arturo Ismael Ibarra Dávalos.
A propósito de que quieren algunos cambiar nuestra Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos; me permito hacer los siguientes señalamientos:
Una constitución (del latín constitutio,-ōnis) es un texto codificado de carácter jurídico-político, surgido de un poder constituyente, que tiene el propósito de constituir una separación de poderes, definiendo y creando los poderes constituidos (legislativo, ejecutivo y judicial), que anteriormente estaban unidos o entremezclados, y sus respectivos controles y equilibrios, además de ser la ley fundamental de un Estado, con rango superior al resto de las normas jurídicas, fundamentando según el normativismo todo el ordenamiento jurídico, incluye el régimen de los derechos y libertades de los ciudadanos, también delimitando los poderes e instituciones de la organización política.
La Constitución es la Carta Magna, porque es la que rige todo el ordenamiento jurídico de un Estado, es decir no existe ninguna ley ordinaria que pueda estar por encima de ella, es por esto que es llamada Ley Suprema.
Ningún organismo, ente, funcionario del Estado, ley, decreto-ley o acto de la Administración Pública puede ir en contra de lo establecido en la Constitución de un Estado.
La Carta Magna busca proteger los derechos e intereses de todos los ciudadanos en relación al actuar del propio Estado.
Actualmente pues, no estamos ante un poder constituyente y por ende en teoría no se pudiera modificar; salvo una usurpación del estado mexicano.