“En Oxxo me pagaban 2,020 pesos a la semana fijos, pero lo interesante eran los incentivos. Había bonos por vender cigarrillos nuevos, activar tarjetas de puntos o incluso por recomendar cierto refresco. La tienda que más vendiera se llevaba premios: 500 pesos para ayudantes, 700 para encargados y hasta 1,000 para líderes. Además, había apoyos de transporte, comida y comisiones extras. Al final, mi semana podía cerrar en unos 2,300 pesos. Si eras joven, sin familia y sabías administrarte, podías vivir bien. Pero si tenías cuatro hijos y una esposa que mantener, créeme, no alcanzaba.”

“Con el tiempo entendí que el Oxxo era como un filtro de vida: te exigía más esfuerzo del que parecía, y al mismo tiempo premiaba a quienes de verdad se comprometían. Si le echabas ganas, lograbas sacar 3,000 o 4,500 en una buena semana. Pero había un detalle que muchos no sabían: si faltaba dinero en caja y no había pruebas de que alguien lo robó, el líder tenía que pagarlo de su propio bolsillo. Yo conocí jefes que se metían a tandas familiares solo para cubrir esos huecos. Ser líder no era un privilegio, era cargar con el peso de toda la tienda.”

Ex trabajador de Oxxo sobre cómo los incentivos podían hacer la diferencia entre sobrevivir o realmente sentir que valía la pena el esfuerzo. #fblifestyle