Centro Histórico 247
Crescencio Cárdenas Ayllón
— El Papa provoca tregua en Tierra Caliente michoacana
–Pide papa no llorar a jóvenes muertos a manos de traficantes
–“¡No más muerte ni explotación! Siempre hay salida, siempre hay
Una oportunidad”: Francisco
En esta ocasión y con perdón de ustedes, respetados lectores, omitiré comentarios respecto a la visita del Papa Pancho, debido a que pienso que las palabras del pontífice se dispersaran los aires michoacanos, Chiapanecos, del Estado de México y de chihuahua y ni creo que los políticos hayan escuchado y digieran todo lo que dijo de abandonar la opacidad, la corrupción y los malos tratos con el crimen organizado y los malosos para asegurar sus riquezas, lo mismo que la clerecía pondrá oídos sordos a las recomendaciones para salir a la calle y llevar consigo la doctrina y presencia de Jesús y de la Virgen María.
No, estoy seguro que las palabras del sucesor de San Pedro fueron como predicar en el desierto, pero el eco de esas palabras llenas de verdad y conocimiento que vertió en cada oportunidad y el gesto de padre responsable de la salud y bienestar de sus hijos nadie, nadie la podrá borrar, ni aún poniendo viajes de por medio como lo hará el presidente Peña Nieto y su séquito de aplaudidores a un evento más en el que se gastan recursos que podrían destinarse a obras que beneficien los marginados mexicanos.
Por eso y por otras cosas más no haré comentarios porque yo si estoy convencido que algo cambiará a los mexicanos, los creyentes, en su forma de ver la vida y en mejor las actitudes que se tienen para con la familia, los hijos, la esposa y los semejantes, nos ofendan o no, porque para eso dejó viva el arma del perdón y del amor por la enseñanzas de la religión que profesamos la mayoría de habitantes de este país.
Sería inútil decir que esperamos un cambio de parte del gobierno que prefiere anunciar recortes presupuestarios y baja de trabajadores de los niveles más bajos, disfrazados de “ajustes” pero nada de tocar los niveles de los funcionarios de primer niveles y menos de los amigos y cómplices del inquilino de Los Pinos y los integrantes del Círculo de Camelot, mucho menos evitar gastos de viaje del flamante avión adquirido con dinero del pueblo y que disfrutan sin miramientos esos comodinos llamados funcionarios públicos.
En fin que después de las golondrinas y el adiós con pañuelos blancos al Papa Francisco, la vida en México seguirá igual o peor, porque ahora los destinatarios de “los regaños” y los señalamientos de la mala marcha del país se sentirán premiados por la bendición papal.
Y, bueno, desde que anunció el viaje del Papa a nuestro país los enemigos de todo empezaron sus campañas para descalificarlo y desde su llegada siguieron con sus críticas y a descalificar todo lo que ocurría en las estaciones de la visita y sobre todo, a dudar de la efectividad de las palabras e intenciones de Francisco para tratar de recomponer principalmente la forma en que los hombres de la iglesia en todos sus niveles llevan el trabajo encomendado por Jesús desde el principio de los tiempos.
Así esperemos que no se repitan aquellos lamentables sucesos del Vaticano cuando fue designado Papa Juan Pablo I y que por sus intenciones de cambios en todo lo que se refería a la forma en que se manejaban las cosas de Dios en el Vaticano, se sospecha que su muerte, ocurrida a los 33 días de que elegido, fue a consecuencia de un envenenamiento fraguado por las grillas al interior de los miembros de la propia iglesia.
Al final, la mejor prueba de que en el mundo político de nuestro país no prendió ni prenderán las palabras del Sumo Pontífice es que se dieron a conocer esos “ajustes” eufemismo de recortes que, claro solo afectan a los bajos niveles e la burocracia gubernamental y siguen los improductivos viajes a diferentes partes del mundo, claro estrenando como ya dije la nave presidencial. Pero sin aclarar a adonde fueron a parar los millones de dólares que supuestamente vendieron para reforzar al peso, lo que nunca ocurrió y si la desaparición de esos millones de las arcas de la reserva del país. Del recorte no hay problema solo serán 132 mil millones de pesos, pecata minuta como dicen los italianos.
Es por todo ello que hoy mejor no opino nada. Bueno s, felicito a los católicos mexicanos por hacer multitudes para recibir al enviado del Vaticano.
La narrativa mediática del viaje
Es mentira que el narcotráfico sea la única manera de vivir, aseguró en Morelia. papa Francisco de cartón se asomó antes del amanecer, a unos metros de la Catedral de Morelia. Todos se querían tomar la foto para el recuerdo antes de que el verdadero mensajero de Dios pasara por la avenida Francisco I. Madero: danzantes purépechas, pescadores de Janitzio, niños cantores de
Apatzingán, mujeres de Tepalcatepec que llevaron plegarias de autodefensas encerrados en el Cereso.
La presencia del Papa incluso ha permitido la tregua en la Tierra Caliente michoacana. Tierra de policías rurales que quieren retomar las armas, de familias que rezan por padres y hermanos desaparecidos a causa de grupos delictivos.
Tiempos de oración. De esconder las armas.
Junto al Jorge Mario Bergoglio de cartón pasaron policías armados, con perros que olfatearon el recorrido papal. Una Morelia blindada, desde el aeropuerto hasta Catedral, donde se multiplicaron militares, policías, gendarmes y hombres vestidos de civil, pero que acusaron cortes de cabello militar.
Niños que ensayaban a un lado de la iglesia construida en el siglo XVIII, pequeños cantores de Apatzingán, donde se dice que todavía hay muerte y dolor. Niños purépechas y niños de la calle. Algunos acusaban discapacidad. Otros tienen cáncer. Ensayan y ensayan con sus pequeñas voces.
En las calles aledañas al Centro Histórico había mujeres que durmieron en las banquetas y otras que repitieron el “Dios te salve María” toda la noche y con el rosario en mano. La cobija cubría hasta la cabeza. El frío arreciaba. También la nostalgia. Muchas extrañan al marido, el que emigró a Chicago, a Texas o California. Dice doña Ernestina que “aquí es poco el trabajo en el campo y mucha la maldición del narco. Ya no sé cómo se llaman los nuevos grupos que amenazan”.
Informó el presidente municipal de Morelia, Alfonso Martínez, que al Papa se le entregaría la llave de la ciudad, una muy especial, de barro. También se plantó un árbol. Explica que se repartieron pulseras con cascabeles para que la gente hiciera mucho ruido cuando Su Santidad llegara. Pulseras hechas por reclusos del Cereso, quienes no lo vieron, pero querían ser escuchados.
Como los autodefensas que purgan penas por atreverse a levantar en armas para responder a Los Templarios. Son 380 los hombres tras las rejas, aquéllos que comenzaron el movimiento en 2013 con mosquetones y rifles viejos y que al final mostraron armas de alto calibre.
Y siguieron las fotos con el Sumo Pontífice de papel endurecido. Todo vestido de blanco, con sonrisa y la diestra en saludo. A su lado militares revisaban el paso de los creyentes, abrieron bolsas, hicieron preguntas y les señalaron hasta qué punto podrían acercarse. Otros uniformados vigilaron desde las azoteas. Estaba amaneciendo, Morelia despertaba. Militares y feligreses tomaron sus lugares. El Papa de cartón seguía saludando.
Mil 200 integrantes del Instituto Juventud Moreliana realizaron un retrato viviente del Vicario de Cristo y el Papa los miró desde el vuelo en helicóptero. El itinerario marca salida de la Nunciatura al aeropuerto Benito Juárez, vuelo al aeropuerto de Morelia y de ahí el helicóptero hacia la estación de bomberos, a las afueras de la ciudad. Después, la misa en el viejo estadio Venustiano Carranza donde le esperaban sacerdotes, religiosos, monjas y seminaristas.
Ahí, en el Venustiano Carranza, aparecería un Francisco nada acartonado. En Tierra Caliente, donde sacerdotes han sido violentados o corrompidos por el narco, el mensajero de Dios exclamó un “no nos dejes caer en tentación”. Aseguró que una de las armas preferidas del demonio es la resignación. La indiferencia.
Les pidió olvidar la burocracia: “No queremos ser funcionarios de lo divino”. No somos ni queremos ser nunca empleados de Dios. Somos invitados a introducirnos en su corazón”.
Tuvo palabras para recordar a Vasco de Quiroga, el primer obispo de Michoacán. “Tata Vasco, el español que se hizo indio, el que defendió a los indios vejados”. A su espalda un Cristo crucificado, el Cristo de la Tercera Orden de Pátzcuaro.
Al término de la Homilía, Jorge Bergoglio se subió al carrito de golf que lo transportaba al interior del estadio y dio la vuelta olímpica en el tartán michoacano. Una mujer burló a los hombres de negro y lentes oscuros que cuidan al Papa. Consiguió la bendición.
¡Ahí viene Francisco! El rumor de que se acercaba el papamóvil a Catedral acabó con las horas de desvelo y espera. Globos blancos iniciaron el vuelo hacia los aires, los gritos de la emocionada multitud taparon las campanadas de Catedral y de los helicópteros que volaban bajito.
Una caravana de autos blancos marcaba el rumbo al papamóvil, a un lado del acueducto, ante miles de banderas blancas y amarillas (los colores del Vaticano) que nunca dejaron de agitarse.
Sumo Pontífice significa el máximo puente entre Dios y el hombre. Entonces todos quieren acercarse a Francisco, mirarlo de cerca aunque fuera apenas unos segundos. Tocarlo con los ojos y, si se es afortunado, cruzar una efímera mirada.
Entonces llegó el momento de quedarse quieto como figura de piedra. Del llanto. Levantar los brazos y gritar oraciones con la esperanza de que el viento las llevara a esos oídos religiosos. Instantes que se volverán eternos. Otros se toman la selfie y tratan de presumirla de inmediato en las redes sociales.
Ya nadie se acordaba del otro Francisco, el de cartón y sonrisa dibujada. Como la sonrisa de Cándido García, joven del Estado de México que se animó a venir con su esposa Jacqueline Méndez. Llegó con banderitas religiosas de a diez pesos que le sobraron de sus recorridos por La Villa y Ecatepec. Dice que la necesidad y las ganas de conocer al Papa los animó a seguir las huellas del Vicario de Cristo. Pedir por su bebé llamado Tadeo.
Los que también se animaron fueron los que han sufrido la violencia del otro Michoacán, los de Apatzingán, Parácuaro, Buena Vista y Tepalcatepec. Prefieren el anonimato. Aprovecharon la tregua que ofreció la visita del Papa y la multiplicación de seguridad para viajar a Morelia. Comentan que muchos prefirieron quedarse en sus comunidades, mirar al mensajero de Dios desde sus televisores y rezar a la distancia. Aún hay miedo.
Pero, como siempre pasa, la tregua de Francisco terminó y hoy jueves aparecieron decapitados y muertos en Apatzingán, en Guerrero y Veracruz otros más…
Por lo demás, todos estamos bien.
“El hombre rompido el corazón de cristal
Para llorar sobre su bronce”.
ctacamba@yahoo.com.mx
(CCA 18-02-2016)
La visita del papa Francisco a Chihuahua se vio enmarcada por una eufórica participación de visitantes provenientes de diversas ciudades de México y Estados Unidos, que concluyó en un clímax binacional, durante la homilía en que el Papa hizo referencia constante a los habitantes de ambas naciones.
Desde el arribo del Papa al aeropuerto de Ciudad Juárez, decenas de familias de El Paso (Texas), California y Nuevo México, acompañaron a los dos obispos estadunidenses para recibir al Pontífice y proclamar su mensaje de paz.
Desde el martes, un día antes de la visita oficial de Francisco, los juarenses se vieron sorprendidos por un millar de militares y policías federales que les hizo recordar, con un asomo de temor, los años pasados de violencia y masacres que protagonizaron los cárteles de la droga en su lucha por apoderarse de esta frontera, hoy superados para su fortuna.
Fue tan efusiva la participación de los habitantes de esta frontera de Ciudad Juárez con El Paso, Texas, que los 42 kilómetros que recorrió el Papa fueron cubiertos casi en su totalidad, con mujeres, hombres y niños, gritando y echando porras al jerarca católico.
Hubo incluso porras que recordaron los tiempos de arengas de izquierda, como la de “se ve, se siente, el Papa está presente”, o la de “Papa hermano, ya eres mexicano”, y la clásica de “Francisco amigo, Juárez está contigo”.
A pesar de que hubo algunos tramos largos, bajo un intenso sol desértico propio de Chihuahua, el Papa jamás usó vehículos cerrados, y siempre se mantuvo a la vista de los feligreses. Incluso, durante su visita al Cereso número 3.
La seguridad desplegada por el Ejército, la Policía Federal y la local no fue necesaria, ya que no hubo nada que alterara la visita de Jorge Mario Bergoglio.
El papa Francisco hizo una invitación a los mexicanos para trabajar y hacer del país una tierra de oportunidad, “donde no haya que emigrar para soñar, donde no haya necesidad de ser explotado para trabajar”.
“Una tierra que no tenga que llorar a hombres y mujeres, a jóvenes y niños que terminan destruidos en las manos de traficantes de la muerte”, dijo el líder de la iglesia católica en la misa celebrada este domingo 14 de febrero, en Ecatepec, Estado de México.
Durante la homilía, el papa Francisco volvió a referirse a la corrupción e identificó tres tentaciones “que buscan degradar y degradarnos”: La riqueza, la vanidad y el orgullo.
“La riqueza adueñándonos de bienes que han sido dados para todos y utilizándolos tan sólo para mí o ‘para los míos’. Es tener el pan a base del sudor del otro o hasta de su propia vida. Esa riqueza que es el pan con sabor a dolor amargura o sufrimiento, en una familia o en una sociedad corrupta, es el pan que se le da de comer a los propios hijos”, dijo el Papa.
Entre los asistentes a la ceremonia de este domingo se encuentran: el gobernador Eruviel Ávila y su familia; el alcalde Sergio Díaz y autoridades de la Diócesis de Ecatepec.
En la misa participan 150 Obispos y 3 mil sacerdotes que concelebran con el Pontífice, al igual que 200 cantantes de la Diócesis, acompañados de la Orquesta Sinfónica del Estado de México.
Periplo papal
En Ciudad Juárez el Papa se despidió de México con un llamado a reaccionar ante lo que está destruyendo a las personas: .
En esta urbe fronteriza de Chihuahua, ante reos del Centro de Readaptación Social Número 3, el Pontífice los llamó “a no quedar presos del pasado”, y les pidió que “ayuden a frenar el círculo de la violencia y la exclusión.”
Más tarde, Francisco tuvo un encuentro con empresarios y trabajadores, a quienes les dijo que con diálogo se construye el futuro.
Al deplorar el uso de trabajadores “como objetos para usar y descartar”, expresó que “Dios pedirá cuenta a los esclavistas de nuestros días, y nosotros hemos de hacer todo para que estas situaciones no se produzcan más”.
Francisco acudió también a la Cruz del Migrante, donde depositó flores blancas.
En el recinto ferial de Ciudad Juárez, ante miles de fieles, donde también se despidió de los feligreses reunidos en el estadio Sun Bowl, de la Universidad de El Paso, el obispo de Roma aseguró que no se puede negar la crisis humanitaria por la migración.
Muchos hermanos nuestros son fruto del negocio del tránsito humano en la frontera, deplora el Pontífice; aboga por mujeres, a quienes “se les ha arrebatado injustamente la vida”.
“No más muerte ni explotación”, clamó el papa Francisco en la misa que ofició en la frontera de México y Estados Unidos, donde denunció las “terribles injusticias” que sufren los migrantes en su intento por llegar “al otro lado”.
“Esclavizados, secuestrados, extorsionados, muchos hermanos nuestros son fruto del negocio del tránsito humano, de la trata de personas.”, lamentó el Papa al hablar ante miles de personas congregadas en la explanada El Chamizal.
En la parte estadunidense un grupo de fieles pudo seguir la celebración y antes de ingresar en el estadio de futbol local, donde se montó el altar, pasó con el papamóvil por “el punto”, el espacio más cercano al sector fronterizo, se bajó del vehículo y envió una bendición a través de la malla metálica.
“No podemos negar la crisis humanitaria que en los últimos años ha significado la migración de miles de personas, ya sea por tren, por carretera e incluso a pie, atravesando cientos de kilómetros por montañas, desiertos, caminos inhóspitos”, apuntó.
“Esta tragedia humana que representa la migración forzada hoy en día es un fenómeno global. Esta crisis, que se puede medir en cifras, nosotros queremos medirla por nombres, por historias, por familias”, agregó.
Recordó que en Ciudad Juárez y en otras zonas fronterizas se concentran miles de migrantes de Centroamérica y otros países, sin olvidar a los mexicanos que también buscan pasar al otro lado.
Sostuvo que ellos son hermanos y hermanas que salen expulsados por la pobreza, la violencia, el narcotráfico, el crimen organizado y, frente a “tantos vacíos legales”, caen presas de una red que atrapa y destruye siempre a los más pobres.
Abundó que no sólo sufren la pobreza, sino que encima sufren estas formas de violencia; una injusticia que se radicaliza en los jóvenes que se vuelven “carne de cañón”, son perseguidos y amenazados cuando tratan de salir de la espiral de violencia y del infierno de las drogas.
“¡Y qué decir de tantas mujeres, a quienes se les ha arrebatado injustamente la vida!”, continuó, haciendo referencia a las “Muertas de Juárez”.
Llamó a que le pidan a Dios “el don de la conversión”, “el don de las lágrimas” y tener el corazón abierto a su llamado en el rostro sufriente de tantos hombres y mujeres.
“¡No más muerte ni explotación! Siempre hay tiempo de cambiar, siempre hay una salida y una oportunidad, siempre hay tiempo de implorar la misericordia del padre”, apuntó.