Es importante establecer que el 8 de Marzo no es un festejo, es una conmemoración que duele en el corazón y recuerda que en 1857 trabajadoras de la industria textil, en Nueva York, organizan una huelga exigiendo salarios justos, mejores condiciones laborales y a pesar de que fueron reprimidas y detenidas por la policía, dos años más tarde formaron su Sindicato.

El 8 de Marzo de 1908, 15 mil mujeres toman las calles de Nueva York; exigen mejorar su ingreso, humanizar la jornada laboral, prohibir el trabajo infantil y el derecho al voto.

El 25 de marzo de 1911 más de 100 trabajadoras textiles, mujeres inmigrantes en su mayoría de Europa del Este e Italia, perdieron la vida en un incendio en la fábrica de Triangle Shirtwaist en Nueva York. La víctima de más grande tenía 43 años y la más joven, 14 años. Esto impulsó a las mujeres a continuar la lucha.

En el año de 1975, la Organización de las Naciones Unidas celebra, por primera vez, el Día Internacional de la Mujer el 8 de marzo. La lucha, con viejos y nuevos reclamos, sigue por erradicar la violencia de género y lograr que exista una igualdad entre mujeres y hombres, la exigencia es una nueva relación sobre la base de los derechos humanos, trato digno e igualdad de oportunidades en la vida y en los cargos de representación pública y el empoderamiento de la mujer en todos sus términos.

La lucha por la igualdad de derechos y oportunidades tiene que trascender el texto de las leyes y ser parte sustantiva de la cultura, superar la rapidez de elaborar la reforma legislativa y el proceso parlamentario para ser parte del deber ser de las personas ser la esencia de la humanidad.

Se dice fácil pero es un trabajo permanente, con prisa y sin pausa, en donde cada paso y logro alcanzado solo es punto de apoyo para profundizar el ideal de fraternidad, igualdad y justicia.

La existencia de una cultura patriarcal a lo largo de la historia reconoce la importancia de la mujer como sujeto histórico, pero busca negarla o mediatizarla reduciéndola a complemento del varón o la inspiradora que hace de su discreción el ornato que la valora.

En México, en todas las etapas históricas está acreditada la importante participación de la mujer, desde Malinalli, madre del mestizaje que sintetiza al México contemporáneo hasta Rosario Castellanos, periodista, poeta y diplomática, considerada una de las literatas mexicanas más importantes del siglo XX, autora de “Mujer que sabe Latín” y “Balún Canan” que visibilizan el tema de la mujer y la vida de las comunidades indígenas de Chiapas.

La lucha de la mujer tiene mucho de intuición y búsqueda más que reflexiones filosóficas y son parte sustantiva de la cultura que lucha para ser en un esfuerzo transformador que combate la visión anacrónica que la excluye y ser artífice en la igualdad que debe caracterizar a la nueva sociedad.

La obra de “La asamblea de las mujeres” escrita por Aristófanes hace 2,400 años, detalla una crítica puntual al gobierno Ateniense y propone el acceso de la mujer al gobierno para alcanzar la paz y el progreso. Tiempos esos, en que las Asambleístas se tenían que disfrazar de hombres.

Sin duda, la lucha social tiene un sentido más que un dirigente, es un reclamo de todos, es una aspiración que, como el horizonte, entre más pasos se dan, se descubren nuevos espacios, nuevas preguntas y la necesidad de otras respuestas.

Por eso es importante luchar por las ideas, entender la dialéctica que en sus tres momentos, tesis, antítesis y síntesis, mantiene vivo y actuante el desarrollo del pensamiento.

Confundir el contenido por el continente siempre es un despropósito que nos hace olvidar que la mañana más brillante siempre tiene un obscuro anochecer, esto nos puede llevar a tener ídolos con pies de barro, que en la contradicción terminan siendo derribados por la exigencia social.

En esta pleamar, cuando se contrae el mar, solo es el prolegómeno de un tsunami que con fuerza destruye lo que se le opone para restaurar el equilibrio.

Triste y lamentable es que quienes hablan de la Transformación se guían por la nostalgia mítica de un pasado que nunca existió y recrean en su esquizofrenia haciendo de la ignorancia y el chiste, una pretendida virtud que se fuga con el argumento “no somos iguales” sin decir como son o con el “yo tengo otros datos”, así la suma de expresiones que hicieron mayoría en el 2018 hoy se enfrentan a la prueba del ácido para saber de qué están hechas; los colectivos que atacaron a Fox cuando expreso “las lavadoras de dos patas”, a Diego Fernández por decir “el viejerío”, hoy cuidando su “chamba”, como secretarias de estado o representantes populares, guardan un silencio de oprobio ante la postulación y apoyo presidencial para que un violador denunciado, con 5 carpetas de investigación, sea el próximo Gobernador del Estado de Guerrero.

Uno se pregunta ¿La lucha por los derechos de la mujer solo era una estrategia para alcanzar el poder? ¿No había ideología? ¿Solo era un pensamiento de coyuntura?, presumir que hay varias mujeres en el gabinete, como adorno y escenografía, agota el liderazgo de la lucha de las mujeres, tan sometidas están que no se atreven a opinar diferente a su patriarca, a su Mesías, a su “Dueño” y “Señor”.

Triste papel de liderazgos femeninos, necesitados de empoderamiento, para el juicio social que cada vez se hace más fuerte y más público. Política sin principios, que tiene en el cálculo su estrategia, es una forma de engaño, expresión demagógica que pervierte ideales y esperanzas y siembra apatía, violencia e incertidumbre en el futuro.

Decir que por sus cargos no tienen responsabilidad directa y por eso su silencio, es una pobre coartada que no se sostiene con el más elemental razonamiento, sus candidatos y compañeros de aventura partidista, de Félix Salgado Macedonio, con su omisión y silencio, lo apoyan, lo alientan. ¿Qué valor ético y principios democráticos alientan a quienes aspiran a representar en las próximas contiendas a la sociedad? Había un programa de difusión del Instituto Nacional de las Mujeres, mostraba a varias mujeres destacadas “golpeadas” y decía “El que golpea a una nos golpea a todas”, hoy la analogía es “el que viola a una nos viola a todas”; lo que aceptan para seguir cobrando y disfrutando del cargo público, que pena que para estas mujeres parezca verdad la frase “el peor enemigo de una mujer es otra mujer”.

Qué pena, en este contexto, con un candidato a gobernador acusado de violador, apoyado por el Presidente de México Andrés Manuel López Obrador, por los candidatos de Morena y por el silencio ominoso de las mujeres de la 4T celebrar esta fecha de dolor y de tragedia, en una parodia que lastima y ofende. Es claro el lugar que asumen en la historia.

Laborissmo seguirá informando…