Muchas personas actualmente se dañan a sí mismas, mediante actos de ira, odio, coraje, soberbia, prepotencia y un sin fin de emociones negativas.
Olvidan la gran importancia de la parábola del cochero: en donde los caballos son las emociones, nuestro cuerpo el carruaje y nuestro cerebro el cochero, lo que les llevaría a comprender que: si saben controlar los caballos, su carruaje estará exento de ser dañado y transitara por la estepa libremente y sin magulladuras para acompañarles en su destino.
De lo contrario, ese coraje, ira, resentimiento, odio, prepotencia, soberbia, deseo de venganza y demás emociones y sentimientos negativos, terminarán por convertirse en unos caballos desbocados que destruirán su carruaje o mínimamente, lo dejarán muy deteriorado para seguir empleándolo como medio de transporte y el siguiente paso quizá sea una enfermedad o la propia tumba.
Debemos ser conscientes que lo deseado a otros lo estamos deseando hacia nosotros mismos, porque Todos Somos Uno.
No abona a nuestro crecimiento insultar, ofender, lastimar, vilipendiar al prójimo.
Podemos coexistir en el mismo espacio con Tolerancia a las distintas ideas a las nuestras de los demás y respeto a sus convicciones.
Y digo, al inicio de estas líneas que se dañan a sí mismas las personas, porque creen que están actuando contra los demás, cuando realmente lo hacen hacia sí mismas.
Y no es con actos de esta naturaleza como lograremos crecer en Sociedad, sino aceptándonos. Podemos estar inconformes con alguien en su forma de pensar y analizar determinada situación, pero eso no significa que todo lo que esa persona representa sea ajeno a nosotros, ni que necesariamente esté equivocada.
Cada cabeza es un mundo y cada quien tiene su forma de interpretar la realidad, de acuerdo a sus circunstancias.
Si somos capaces de entender esto, será posible llegar a un diálogo sin divisiones y con la posibilidad de, a partir del mismo, construir un mejor futuro para todos.
Ya que, no debemos perder de vista que todos aspiramos a lo mismo: El Mayor Bienestar para nuestros Semejantes.
Quizá lo vemos desde diferentes rutas.
Pero en el fondo todos estamos buscando lo mismo.
Y en este desacuerdo, es posible también crecer. Si somos capaces de sentarnos a reflexionar un poco al menos, sobre la forma de ver las cosas por parte de nuestros semejantes y realizar un ejercicio de empatía.
Pero conscientes, que cada quien posee libre albedrío para tomar la decisión que considere mejor para determinar la forma de llevar su vida.
Es cierto, que, al hacerlo, terminaremos todos involucrados.
Sin embargo, no es imponiendo ideas, ni denostando a otros, como lograremos generar un cambio en nuestras vidas, ya que verlo de ese modo solo termina por derrotarnos a nosotros mismos.
Porque a veces perdiendo se gana también.
Ganamos Paz, Armonía, Concordia, Salud, Entendimiento, Comprensión y ante todo: Enseñanza.
Y quien sabe, tal vez, y sin que ello sea una seguridad, podamos llegar a demostrar con el ejemplo de nuestras acciones a nuestros semejantes, que nuestra forma de pensar quizá no esté tan equivocada o tal vez, nos demos cuenta que los equivocados éramos nosotros…
Sin embargo, lo esencial en todo ello, es la apertura que tengamos al entendimiento y la reflexión de las ideas, sin buscar imponer nunca las nuestras.
Porque a nadie resulta grato sentirse presionado o coaccionado hacia la toma de una decisión.
Sentimiento distinto se experimenta, cuando la invitación parte de un sentido de diálogo y consideración a la persona.
Las mejores Obras se edifican con un buen equipo de trabajo que funciona en armonía y suma en lugar de dividir.
¡Porque si sumamos multiplicamos y todos ganamos!
De ello dependerá descubrir, si terminamos por construir un mundo mejor o deteriorar el ya existente.
Si alguien aún no alcanza a percibir el sentido de estas palabras, le recomiendo ahondar en su interior, contactando con su estado físico actual y ahí encontrará la respuesta buscada.
Israel Ascencio Cadenas
Comisario Foro Política y Sociedad