No pensaba escribir más antes del proceso electoral, pero las circunstancias que se presentan en estos momentos, me exigen no permanecer indiferente…
Es abrumadora la información que he recibido en últimos días sobre la evidente intención que existe en el ánimo de quien se dice “arriba en las encuestas” por alcanzar la silla presidencial.
Y más significativo que todo eso, lo es el hecho de observar como nuestros países vecinos se han venido manifestando de manera cada vez más clara sobre el futuro de nuestra Nación y los riesgos latentes.
Tal parece que existe un punto que la gente no ha comprendido:
No estamos enfrentándonos a una persona que venga con la intención de intentar gobernar al País seis años. Estamos frente a alguien que está buscando” eternizarse y entronizarse en el poder”.
Por eso considero importante invitarte a esta reflexión:
¡Busquemos que prevalezca la pluralidad!
Ese ha sido y puede seguir siendo el medio de evitar que se haga realidad esta posibilidad de ser gobernados por un autócrata.
¡Y esto aplica para todos los aspirantes!
Aunque no somos ajenos a identificar a aquél que, más que fundar un partido, ha hecho de sus correligionarios, personas sin capacidad de pensar y reflexionar; por lo que, los que estamos del otro lado y podemos observar el grado de manipulación que están ejerciendo sobre sus mentes, tenemos la obligación de “alertarlos”, para que al menos eviten cometer esa grave equivocación.
Atendiendo a estas circunstancias, quiero llevarles a esta reflexión:
Debemos procurar, no obstante, nuestro distanciamiento, logrado a base de infundirnos ideas distintas, que ha generado una división de nuestro País en distintos colores, tener claro en nuestra mente, que nos une un propósito común a Todos: Preservar a México.
Y para hacerlo, debemos dentro de esta división, considerar que, si unimos fuerzas en aras de alcanzar este objetivo, sin problema alguno también podemos alcanzar el de ese cambio que todos deseamos en bien de nuestra Nación.
Sin embargo, lo importante es que esa oportunidad que queremos conceder, sea sólo temporal. No permanente, al punto que después ello pueda volverse en contra nuestra.
Les invito a que lo consideren.
Dénse cuenta que de esta decisión dependerá que nuestro Amado México siga tan vivo como ahora lo ha estado.
Esta necesidad se ha hecho presente a lo largo de los siglos, como ahora nos toca a nosotros como mexicanos afrontarla:
En su oportunidad, algo similar sucedió a los tenochcas, cuando tuvieron que decidir entre pelear hasta morir con los españoles, o ir más allá y trascender como Nación.
Al final, el resultado es tangible, sino revísenlo:
¿No es cierto que a lo largo de varios siglos tanto el nombre de nuestro País, como su emblema nacional, han sobrevivido infinidad de circunstancias y catástrofes que han puesto en riesgo su existencia?
Y ahora, nos toca enfrentar este mismo destino.
Nos corresponde decidir qué tipo de Nación deseamos conformar:
1. ¿Una sometida a voluntades extranjeras?
2. ¿Que nos mantenga subyugados a un gobierno autócrata?
3. ¡O una sustentada en la existencia de una Soberanía total!
Es muy sencillo, sólo no pongamos todas las canicas en un costal.
Repartámoslas de modo que nadie tenga el dominio absoluto.
Eso permitirá que en el momento que consideremos que quien fue elegido, no reúne el perfil necesario, ni ha cumplido con lo prometido, sea derrocado del poder.
O, en su caso, que se pueda evitar que lleve a cabo actos que perjudiquen a nuestro País, en busca de satisfacer inconfesables deseos de terceros ajenos a los propios de nuestra Nación.
Es un pequeño sacrificio en aras de preservar un Bien Mayor: ¡a nuestro Querido México!
Ahora lo importante es: ¡asegurarnos que prevalezca el Espíritu de nuestra Nación!
¡Reflexiónenlo y actuemos en consecuencia!
Israel Ascencio Cadenas
Comisario Foro Política y Sociedad