Estoy En Medellín, Colombia, hay una esquina en el barrio Manrique donde todos los días aparecen sándwiches.

A las 3am. Exacto.

Envueltos en papel aluminio. En una bolsa plástica. Colgando de un poste.

Nadie sabía quién los dejaba.

Los habitantes de calle del sector los esperaban. Si llegabas a las 3:15am, ya no había nada.

Esto pasó todos los días durante 6 años. De 2016 a 2022.

Sin fallar. Ni un solo día.

Ni cuando llovía. Ni en Navidad. Ni en año nuevo.

3am. Siempre.

En 2022, dejaron de aparecer.

Los habitantes de calle preguntaban: “¿Dónde está el man de los sándwiches?”

Nadie sabía.

Una trabajadora social del sector, Carolina, decidió investigar.

Preguntó a vecinos. A tenderos. A vigilantes.

Hasta que un vigilante nocturno le dijo: “Yo lo vi varias veces. Era un señor mayor. Como de 65 años. Llegaba en moto. Colgaba la bolsa. Se iba. Sin hablar con nadie.”

“¿Y por qué dejó de venir?”

“No sé. Hace 4 meses que no lo veo.”

Carolina publicó en grupos de Facebook de Medellín: “Busco al hombre que dejaba sándwiches en Manrique a las 3am durante 6 años. Dejó de hacerlo hace 4 meses. ¿Alguien sabe quién es?”

La publicación se compartió 8,000 veces en dos días.

Finalmente, una mujer comentó: “Creo que era mi papá. Pero él murió hace 5 meses.”

Carolina la contactó. Se llamaba Lucía.

“Mi papá se llamaba Hernán. Tenía 68 años. Murió de un infarto en marzo.”

“¿Por qué hacía los sándwiches?”

Lucía le contó la historia.

En 2015, el hijo menor de Hernán, Sebastián, murió. Tenía 19 años.

Era adicto. Vivía en la calle en el centro de Medellín.

Hernán lo buscó durante 3 años. Todos los días después del trabajo iba al centro. A buscarlo.

Nunca lo encontró.

Un día, la policía llamó. Habían encontrado a Sebastián muerto en una esquina de Manrique.

Desnutrición. Hipotermia. Hacía tres días que había muerto.

Hernán quedó destruido.

“Si hubiera comido algo. Si alguien le hubiera dado comida. Tal vez no habría muerto.”

Dos semanas después del funeral, Hernán empezó.

Cada noche preparaba 8 sándwiches. Salía de su casa a las 2:45am. Llegaba a la esquina donde encontraron a Sebastián a las 3am.

Colgaba la bolsa.

Se iba.

“Le pregunté por qué lo hacía,” dijo Lucía. “Me dijo: ‘Porque tal vez uno de ellos es el hijo de alguien que todavía lo está buscando.'”

Hernán trabajaba en construcción. No tenía mucho dinero.

Pero cada noche, sin falta, hacía esos 8 sándwiches.

Pan. Jamón. Queso. A veces solo pan con mantequilla cuando no le alcanzaba para más.

“Calculé una vez,” dijo Lucía. “En 6 años son 2,190 días. 8 sándwiches por día. Son 17,520 sándwiches.”

“¿Alguna vez conoció a la gente que los comía?”

“Nunca. No quería. Decía que si los conocía, empezaría a elegir a quién darle y a quién no. Así, eran para quien los necesitara.”

Carolina compartió la historia.

Se volvió viral en Medellín. Luego en Colombia.

Habitantes de calle del sector empezaron a comentar:

“Yo comí esos sándwiches durante 4 años. No sabía quién los dejaba. Me salvaron muchas noches.”

“Esos sándwiches fueron lo único que comí algunos días. Quien fuera, gracias.”

Un hombre comentó: “Yo era habitante de calle en Manrique. Comí esos sándwiches en 2018. Hoy tengo casa y trabajo. Tal vez no estaría aquí sin ellos.”

Lucía leyó todos los comentarios.

“Mi papá nunca supo que ayudó a alguien. Murió pensando que tal vez era inútil. Que tal vez nadie los comía.”

Carolina organizó algo.

Un mes después de que la historia se hiciera viral, en la esquina de Manrique, a las 3am, se reunieron 43 personas.

Todos habían comido los sándwiches de Hernán en algún momento.

Trajeron flores. Velas. Una foto de Hernán que Lucía les dio.

Hicieron un minuto de silencio a las 3am. La hora exacta.

Lucía estaba ahí. Llorando.

“Mi papá hacía esto por mi hermano. Porque no pudo salvarlo. Pero sin saberlo, ayudó a 43 personas que hoy están aquí.”

Uno de los 43, un hombre de 35 años llamado Rodrigo, dijo:

“Yo estuve en la calle 7 años. Esos sándwiches me mantuvieron vivo literalmente. No sé cuántas veces pensé en rendirme. Pero sabía que a las 3am había comida. Eso me daba una razón para llegar a las 3am. Hoy llevo 2 años limpio. Trabajo. Tengo un cuarto. Existo porque ese señor no dejó de hacer sándwiches.”

La comunidad decidió continuar el legado.

Crearon un grupo de WhatsApp. “Los Sándwiches de Hernán.”

47 personas se turnaron. Cada una hace sándwiches una noche al mes.

Los dejan en la misma esquina. A las 3am.

Han pasado 2 años desde que Hernán murió.

Los sándwiches nunca han dejado de aparecer.

Pero hay algo más.

En la esquina donde Hernán los dejaba, los vecinos pusieron una pequeña placa en el poste:

“Aquí, durante 6 años, un padre dejó 17,520 sándwiches para hijos que no eran suyos. Porque no pudo salvar al suyo. Hernán, tu hijo está orgulloso.”

Lucía visita la esquina cada mes.

Siempre a las 3am.

“Para ver si los sándwiches siguen apareciendo. Porque si aparecen, significa que lo que mi papá empezó no murió con él.”

Y siempre aparecen.

¿Qué harías todas las noches durante 6 años para honrar a alguien que no pudiste salvar?

#Laborissmo