Por La Tijera

A ritmo de mamboooo, saltan a la pista, las “corcholatas” haciendo recordar tiempos de antaño donde el pudor era escaso, hoy la “corcholata” mayor sin pudor alguno, hace gala de como se puede ser una auténtica “corcholata”, cometiendo delitos y acumulando denuncias, sin importarle que su único mérito es ser perro faldero.

Si logra ser candidata a la sucesión presidencial sería un craso error, pues sería una imposición, y que representa continuidad de las “pedorras” mañaneras y que es una vedette fácil de manipular, sin criterio ni logros propios, su único logro fue traicionar a su esposo para lograr la confianza del hoy presidente, definitivamente se lleva el primer lugar como toda una “corcholata”, dónde baila al mambo que le toquen.

Hoy por hoy el quehacer político en México es deprimente y vergonzoso, destapados y más destapados, donde las obligaciones que tienen en el momento actual pasan a segundo término para pasar a primer cargo público de México.

De la supuesta mujer universitaria, crítica y feminista, no queda nada, hoy sólo una fichera que baila al son que su patrón requiera, como bien se dice como “corcholata”, es vergonzoso su desempeño y no termina por tener aceptación en los mexicanos, sus actos “multitudinarios ” son concentraciones forzosas, de quienes participan en los programas sociales, programas con una única finalidad, hacer uso político desmedido.

Cuando compitió por la jefatura de Gobierno, la doctora Sheinbaum supo presentarse ante la sofisticada ciudadanía de la capital como una persona capaz de absorber lo bueno del obradorismo sin los prejuicios trasnochados del caudillo: mujer feminista, austera y científica universitaria, que incorporó a figuras de la sociedad civil a su gabinete; era moderada en sus expresiones públicas hacia sus rivales y críticos, además de estar en favor del medioambiente y la tecnología.

Hoy lo que vemos de ella es una mala copia de López Obrador, que ha adoptado sus mismas expresiones de odio, repite deschavetadas teorías conspiratorias para justificar sus escándalos y ha dinamitado todos los puentes. Si en algún momento intentó navegar en las aguas revueltas de mantener su esencia sin contradecir las barbaridades de su jefe, de un tiempo para acá ya ni siquiera se esfuerza en guardar las apariencias.