La Importancia Del Director De Orquesta

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La moderna dirección de orquesta procede en gran parte de Félix Mendelssohn Bartholdy, antes de él, se solía marcar el tiempo con el bastón de Lully o con el arco del violín. Empero, de acuerdo con la sensibilidad del romanticismo, se hizo necesario que existiera un criterio unificador que mantuviera la unidad de la obra y fuera responsable de su interpretación. Mendelssohn no se equivocó, sabía lo que hacía, puesto que se hizo necesario no solo marcar el tiempo, sino darle a la simple ejecución el carácter de una interpretación notable. Esto no puede ser logrado bajo ningún punto de vista si no hay director en una orquesta, y eso sin considerar que además de ello, dicha figura ejerce la función de autoridad y representación de la agrupación instrumental, a sea de cámara o sinfónica.
Es por ello que cada interpretación de una obra nos suena tan diferente aunque se trate de una misma música; las Sinfonías de Beethoven dirigidas por Arturo Toscanini son radicalmente diferentes a las dirigidas por von Karajan. En eso radica la importancia de la figura imprescindible que es el Director de Orquesta, sin él, no ser podría ser apreciada la obra en magistrales versiones, unitarias, de un solo criterio, tal como el compositor ha pensado.
Ahora bien, es cierto que existen algunas agrupaciones de cámara que ocasionalmente se presentan o realizan sus conciertos sin director al frente, pero en esos casos excepcionales se trata de grupos reducidos de músicos de muy reconocido nivel  internacional, que realizan una ejecución sui generis avalada por la excelencia de sus trayectorias y cuya complicidad en la ejecución hace que puedan prescindir de una batuta al frente, aunque ello no sea lo mejor, incluso, se llega al extremo de tocar todos de pie, en clara significación del carácter de solistas del que hacen gala cada uno de ellos. Aunque, dicha sea la vedad, en el proceso de ensayos siempre impera un líder que determine los parámetros de la interpretación, la que no admite democracias, sino la lectura unitaria de los pensamientos del compositor.
Por eso Debussy llamaba al director Emile Inghelbrech “querido Ingel”, por eso Anton Bruckner, en su bonhomía, agradecía hasta las lágrimas al director Hans von Bulow la interpretación de sus sinfonías, y en su candidez le daba unas monedas para que “se tomara una cerveza”. Estos ejemplos nos indican como los grandes confiaban no en una orquesta, ni en músicos de trayectorias de excelencia, sino en los directores de orquesta, los que, sabían, solo ellos podrían lograr la magia de su música.

Lo anterior significa que cuando no se está exactamente en los supuestos enunciados, una orquesta NUNCA debe tocar sin Director. El hacer lo contrario significa ignorar a Félix Mendelssohn Bartholdy, a Gustav Mahler o a Richard Strauss, quienes determinaron el cómo es la música en nuestros días, el ignorar a semejantes personalidades es pura arrogancia y fantochería, y nunca, seguro es, se obtendrán las grandes interpretaciones que han cautivado a los públicos desde la época dorada del romanticismo.
• Omar Sánchez, para Laborissmo, a cargo del Lic. Arturo Ismael Ibarra Dávalos.